Jhon Murillo, el rojinegro que se forjó lavando platos en el restaurante de su mamá

El delantero venezolano busca dejar huella en el Atlas y ama los platillos que su madre le prepara cuando lo visita.

Murillo conversó con MT y habló de su pasado en Venezuela. (Especial)

En el Clausura 2024 llegó al Atlas de improviso y ha tratado de ayudar a levantar el camino del equipo dirigido por Beñat San José. Jhon Murillo espera hacer huesos viejos en el cuadro tapatío y en entrevista para Mediotiempo recordó su niñez trabajadora, pues le ayudaba a su mamá en la atención de su restaurante en El Nula.

Pero Murillo no preparaba los alimentos ni tampoco los llevaba a las mesas, esto es porque le daba pena, por lo que el hábil futbolista encontró su lugar en la cocina, donde lavaba los platos y los utensilios.

“Mi mamá sí, tuvo primero un restaurante, bueno, primero estaba en casa, pero después tuvo un restaurante de carne en vara, vendía hervido, mondongo, no sé cómo le llaman aquí. Era solo los fines de semana. Mi mamá trabajando en eso y todavía me ayudaba, yo jugando profesional, obviamente no ganaba nada y ella siempre me ayudó y por eso estoy súper agradecido con ella”.

En aquel restaurante, la madre de Murillo cocinaba, su hermana cobraba y atendía y el ahora delantero del Atlas estaba en la parte de atrás.

“Sí, sí, yo trabajé justo, era muy penoso a la hora de atender a las personas, prefería quedarme en la cocina lavando un poco los platos, pero siempre, obviamente, estaba con mi hermana, solo nosotros viviendo con ella y siempre la ayudamos ahí en el restaurante. Siempre tuve la pena, pero ella me regañaba, pero al final mi hermana ya se encargaba de las cuentas, todo eso y yo prefería quedarme lavando platos en la cocina”.


En aquella época Murillo no descuidaba el futbol, pues además de ayudarle a su madre en el restaurante también pateaba el balón con la ilusión de algún día ser futbolista profesional.

En Venezuela jugué 3 años, 4 años, siempre recordaba todo lo que había vivido, desde que estaba muy niño y al final, o sea, nos costó mucho, bueno, a mi mamá le costaba mucho, uno le pedía cualquier cosa, una cosa sí, otra cosa no, porque no podía. Uno va creciendo, a veces muchas cosas se te olvidan, pero bueno, ahí está ella, ella misma te lo recuerda. Eso es lo importante, ¿no?, siempre, como, saber de dónde vengo, porque eso te va a mantener los pies sobre la tierra y valorar cada cosa que haces”.

Su mamá apoyó su sueño de querer ser futbolista

Si bien el restaurante les ayudaba a vivir, había carencias en la casa de Murillo, y también su madre les exigía la escuela.

“Mi mamá siempre hacía hincapié a mi hermana y a mí era estudiar, estudiar, fíjate que, o sea, a veces tenía un juego los fines de semana, y ya tenía el restaurante de carne en vara, y ahí era, o sea, sábado y domingo estaba full el restaurante, y a veces le costaba mucho dejarme ir a jugar, porque necesitaba a alguien que le ayudara, fuera en lo que fuera, pero siempre me apoyó en todo, así que, la verdad, agradecido con todo lo que hizo mi mamá”.

Murillo se declara no ser muy bueno para cocinar, se “defiende” con una pasta, pero el seleccionado venezolano prefiere dar de qué hablar en la cancha.

“No, la verdad que mi mamá es muy buena, muy buena cocinando, y yo soy muy malo. Ahí me queda la harina más o menos, unas pastitas sí te las hago, nada más”.

Murillo y el look que lo identifica

Dejó casa muy pequeño y llegó a Barinas para jugar con el Zamora, donde debutó en el 2012. Para el 2015 lo compró el Benfica de Portugal y lo cedió al Tondela y también jugó un año en Turquía para el Kasımpaşa Spor Kulübü, para después volver al futbol lusitano, ahí fue cuando adoptó su actual look con los dreadlocks.

“Fíjate que los tengo desde 2018, es cabello mío, muchos me dicen, bueno en el equipo me dicen, pero si es cabello tuyo, yo les digo sí, es cabello mío, ya tengo, no sé, 5 años con ellos creo. Al principio cuando llegué a Portugal, los primeros 2 años, pero ya cuando voy a Turquía y vuelvo, ahí es donde comienzo a dejarme crecer el cabello y la verdad que es un proceso como se dice, pero estoy muy contento, como tú dices, un look que me identifica, así que nada, espero tenerlo bastante tiempo”.

Tenerlos significa darle mantenimiento y en eso no escatima el futbolista del Atlas.

“Cuando le doy mantenimiento es cuando viene una persona y me lo deja nítido. Para lavarlo no hay mucho proceso porque ya están hechos, no se va a dañar, shampoo normal, y es el tratamiento, es más proceso cuando está comenzando. Cuando fui a Portugal muchos traían, portugueses que tenían, de Cabo Verde, al principio dije no me voy a hacer eso, pero cuando voy a Turquía y vuelvo, dije ‘voy a dejarme crecer el cabello’ y comencé y fíjate que ahorita ni me lo quiero cortar”.


Desde su arribo a México en el 2022, Jhon solamente recibió una vez jalones en su cabellera y fue jugando con el Atlético de San Luis ante los Tigres.

“No, el único que me hizo eso fue justo el primer torneo que tuve, fue Nahuel, Nahuel Guzmán, me hizo eso justo antes del partido, también echamos un poquito de broma. Yo le dije, no, ahorita no me vayas a jalar otra vez el cabello, pero no, nada más fue ese episodio con él de molestar un poco”.


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