Michael Jordan y su derrota en ping-pong que 'condenó' al novato del Dream Team

Incontables anécdotas existen de MJ23 y su espíritu competitivo, al grado de hacer trampa jugando póker o sus retas de ping-pong en el Dream Team.

Michael Jordan celebra su cumpleaños 60 este 17 de febrero del 2023.

Ningún deportista ha tenido el gen competitivo tan arraigado en su ADN como Michael Jeffrey Jordan, la leyenda que revolucionó la NBA y el deporte en general, enalteciendo su afán de alcanzar la perfección, de entender que el fracaso no es la derrota sino dejar de intentarlo y de nunca permitirse ser segundo lugar en ningún aspecto, hasta en los momentos menos pensados.

El 17 de febrero de 1963 nació en Brooklyn, Nueva York, el más grande emblema del basquetbol, el tipo que comandó al Dream Team en los Juegos Olímpicos de 1992 y que jamás perdió en las Finales NBA con los Chicago Bulls, a los que guio para ganar seis campeonatos. 

Alrededor suyo existen numerosas historias y anécdotas, muchas de ellas reflejadas en el documental “The Last Dance” de Netflix, pero algunas no son tan conocidas por hablar de la obsesiva necesidad de Su Majestad de estar en la cima del mundo.


La anciana que fue ‘timada’ por Michael Jordan

His Airness nunca aceptó un “no” como respuesta desde sus tiempos colegiales. Hijo de un hombre apasionado por el beisbol, por quien cambiaría de deporte un par de años tras su primer retiro del basquetbol en 1993, Michael Jordan estudió en la Universidad de Carolina del Norte.

De más está decir que era el jugador más destacado de su generación, pero desde entonces vivía obsesionado con ser el mejor en todo. A tal grado llegó esta necesidad que –cuenta la leyenda- timó a la mamá de un compañero en un juego de cartas en el que, para colmo, ni siquiera había dinero de por medio.

El colega en cuestión se llama Buzz Peterson, también basquetbolista de los Tar Heels de North Carolina. Aunque nunca ha confirmado ni desmentido la historia, una partida de póker en casa de la madre de Peterson en la que MJ23 estaba siendo vencido lo dejó frustrado, por lo que “alteró la baraja” mientras la progenitora de su compañero estaba en el baño.

"Esto es usado como un claro ejemplo de la obsesión de Jordan por ser el mejor de todos, su capacidad de hacer lo que fuera en cualquier escenario con tal de ser el número uno más allá de las circunstancias", son palabras del periodista de ESPN, Chuck Klosterman, quien da fe de la veracidad de la historia en la mesa de póker.

Derrotado en ping-pong con el Dream Team y su venganza

El mejor equipo deportivo de todos los tiempos fue ensamblado para Barcelona 92 con el Dream Team de Estados Unidos para el basquetbol. De todos los jugadores que lo integraron, Christian Laettner fue el único jugador universitario. En su temporada previa en Duke, ganó el Premio Naismith al Jugador Universitario del Año y llevó a los Blue Devils a dos campeonatos nacionales, aunque en los Olímpicos ni sus compañeros lo querían para completar las retas.

Lo que nadie del Dream Team sabía es que Laettner –quien sería reclutado por los Minnesota Timberwolves ese mismo 1992- no solo fue un atleta universitario condecorado en baloncesto, sino también un consumado jugador de ping-pong. Venció a la mayoría de sus compañeros del Dream Team y al entonces comisionado de la NBA, David Stern, en el juego de mesa. Eventualmente, MJ23 desafiaría a Laettner a un juego de ping-pong.

"Cuando estaba en el Dream Team, a muchos jugadores les encantaba el ping-pong. Es un juego que requiere velocidad de manos y ojos, coordinación de manos y ojos, tienes que ser increíblemente rápido. Todos jugaban en el Dream Team, recuerdo que vencí a Clyde Drexler y Chris Mullin e incluso a David Stern. Una vez que vio que era bastante bueno, Jordan también quería retarme y lo vencí la primera vez", recordó Laettner.

Lo que nadie supo, ni siquiera los otros miembros del seleccionado estadounidense, es que Jordan ordenó tener una mesa de ping-pong en su habitación para exigir la revancha un par de días después porque no se podía permitir la humillación de ser vencido por un joven inexperto al que, de viva voz, le dijo que no era más que "un inmerecido" integrante del Equipo de Ensueño.

"Laettner lo venció. Michael arrojó la raqueta y no habló durante dos días con nadie. Lo que yo descubrí siguiéndolo en esos Juegos Olímpicos es que hizo que le llevaran una mesa de ping-pong a su habitación. Nadie lo sabía y estaba practicando para la revancha que Laettner le dio dos o tres días después. Terminaron como 21-4, Jordan lo destruyó", rememoró Nat Butler, fotógrafo que cubrió al Dream Team en Barcelona.

Ya fuera arrollando a sus rivales en la duela, suspendiéndose en el aire, haciendo clavadas memorables o hasta haciendo trampa en el póker en casa de un compañero universitario, Michael Jordan –casi- siempre encontró una manera de ganar, de satisfacer su necesidad de saberse el mejor del mundo y, de paso, marcar la vida de millones de personas que este 17 de febrero le dedican un "¡Felices 60, Su Majestad!".

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