'Estuve dos años llevando dos pistolas'; Paul Pierce a 20 años de ser apuñalado 11 veces

El alero de los Celtics fue agredido en un bar de la ciudad de Boston por un pandillero.

Paul Pierce estuvo cerca de morir en 2000. (Foto: @paulpierce34)

La noche del 25 de septiembre de 2000 la vida de Paul Pierce, entonces un joven de 22 años que se empezaba a codear con las estrellas de la NBA, dio un vuelco de manera abrupta en uno de los rincones del Buzz Club, un "after" de la ciudad de Boston.  

Pierce acudió a dicho lugar junto a Tony Battie, también basquetbolista, y el hermano de éste para pasar una noche agradable, pero un descuido de sus acompañantes y el llamado a la aventura fue el comienzo de una serie de hechos infortuitos que casi derivaron en una tragedia. 

Delmy Suarez y Keisha Lewis, dos mujeres que se encontraban en el recinto, coquetearon con Pierce, quien de inmediato les dirigió la palabra para comenzar la charla. Un grave error que lo dejó afectado física y mentalmente, según reconoció.

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Un nombre llamado William Rangland, quien era primo de Keisha Lewis, se acercó a Pierce entre ofensas por el color de su piel y con un porte demasiado agresivo. Por más que el jugador de los Celtics trató de apaciguarlo no lo logró, recibió el primer golpe y a partir de entonces fue una pesadilla. 

Un grupo de hombres vinculados a un grupo de rap llamado "Made Men" empezó a golpearlo hasta llegar a utilizar objetos punzocortantes con los que agredieron 11 ocasiones a Pierce hasta dejarlo tendido en el lugar. Uno de ellos pasó a centímetros del corazón. 

"¿Voy a vivir? ¿Voy a vivir?", se preguntaba el alero una vez que Rangland y sus compinches abandonaron el lugar, previo a ser trasladado a un hospital de la localidad, en donde fue atendido de urgencia, no sin dejar de preguntar si su brazo había sido afectado. Para su fortuna, la chamarra de cuero le ayudó a no resultar tan afectado y salvó la vida. 

Llevó pistolas durante 2 años

Una vez fuera del nosocomio, Pierce requirió ayuda de los psiquiatras por el miedo, el cual lo llevó a caminar armado. 

“Mucha gente no lo sabe, pero durante dos años estuve llevando dos pistolas siempre conmigo. Estaba paranoico… No podía estar en aglomeraciones con mucha gente, no podía dormir… Necesité que la policía vigilara mi casa las 24 horas del día durante mucho tiempo”, afirmó recientemente.


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