Juegos Olímpicos, un espacio para los refugiados

Por tercera edición, el COI ha integrado un equipo de atletas que han sufrido las circunstancias que privan en sus países de origen.

El Equipo Olímpico de Atletas Refugiados regresó para París 2024 (Foto: AFP)

Los Juegos Olímpicos van más allá de las competencias que se celebran cada cuatro años. Son mucho más que una serie de eventos deportivos o un gran negocio. Es un movimiento que involucra cuestiones emocionales, culturales y claro, deportivas, porque dentro de ellas están sensaciones como esfuerzo, dedicación, sacrificio, tenacidad, entrenamiento, disciplina… y todo ello se hace lejos de un ambiente profesional.

Sí, en algún momento, el movimiento olímpico también ha tenido un gran vínculo con la política, para bien o para mal, porque el deporte no es ajeno al entorno social, económico y religioso que se vive en el mundo; aunque su esencia es darle cabida a todo tipo de pensamiento y de manifestaciones, con la inclusión, tolerancia y respeto como pilares fundamentales.

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Los diversos conflictos que se viven en el mundo amenazan -también- con afectar a los atletas, quienes, ajenos a las políticas gubernamentales, se ven sumergidos en un tobogán de circunstancias que los han dejado fuera de alguna justa veraniega; sin embargo, el movimiento olímpico ha tomado acciones para evitar ello, por ello desde la edición de Río 2016 decidió crear un Equipo Olímpico de Atletas Refugiados, el cual participa en la justa bajo la bandera del Comité Olímpico y goza de todos los derechos que el resto de atletas.

Tercera edición

La iniciativa de Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional, tuvo un fondo meramente de ayuda a los deportistas, su creación se dio a conocer en el septuagésimo período de sesiones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en 2015, cuando se anunció que en 2016, diez atletas de dicho Equipo competirían en igualdad de condiciones con el resto de los 206 Comités Olímpicos Nacionales, y que su labor sería en representación de los 65 millones de refugiados que había en el mundo por entonces.

En ese entonces Bach señaló que “los atletas refugiados demostrarán al mundo que, a pesar de las tragedias inimaginables que han padecido, cualquier persona puede contribuir a la sociedad con sus talentos, aptitudes y la fuerza del espíritu humano”.

El presidente del COI remarcó que “en el deporte olímpico, todo el mundo es igual, independientemente de su origen, género, condición social o creencias. Este principio de no discriminación en el deporte permite a los Juegos Olímpicos promover la paz y la comprensión entre todos los pueblos”.

Así, los primeros diez atletas que participaron en Río 2016 como integrantes del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados fueron: Rami Anis (Siria-Natación); Yiech Pur Biel (Sudán del Sur-Atletismo); James Nyang Chiengjiek (Kenia-Atletismo); Yonas Kinde (Etiopía-Atletismo); Anjelina Nadai Lohalith (Sudán del Sur-Atletismo); Rose Lokonyen (Sudán del Sur-Atletismo); Paulo Amotun Kokoro (Sudán del Sur-Atletismo); Yolande Bukasa Mabika (República Democrática del Congo-Judo); Yusra Mardini (Siria-Natación) y Popole Misenga (República Democrática del Congo-Judo). Más allá de los resultados que lograron, su mensaje fue de unidad e inspiración para no dejar de soñar con competir al más alto nivel.

Para Tokio 2020, el número de atletas que integró el Equipo Olímpico de Refugiados del COI estuvo integrado por 29 atletas, es decir 19 más que en Río y con un aumento considerable al casi triplicar el número de la primera edición.

“Yo sigo representando a mi país, a los que se fueron y a los que están”, declaró a BBC Mundo el boxeador venezolano Eldric Sella, quien se presentó en Tokio 2020 como el primer latinoamericano de la historia que integró el Equipo Olímpico de Refugiados.

Crece su presencia en París

Este viernes, en la inauguración de los Juegos Olímpicos que tendrá lugar en el Río Sena, el COI ha vuelto a reunir un grupo de atletas que desfilarán como parte del Equipo Olímpico de Refugiados, serán 37 deportistas de 11 diferentes países entre los que se encuentran Siria, Sudán, Camerún, Etiopía, Irán y Afganistán. Estos atletas competirán en 12 deportes, entre los que destacan judo, bádminton, boxeo y break dance.

“No tenemos miedo, no nos avergonzamos y estamos orgullosos de ser refugiados. Sabemos que no estamos con ellos, pero podemos sentir la energía”, señaló la boxeadora camerunesa Cindy Ngamba.

París será el punto neurálgico del deporte a partir de este viernes. Muchas historias se contarán y muchos héroes surgirán. Lo más importante es que el mensaje del movimiento olímpico de unidad, integración, tolerancia, respeto siga prevaleciendo.

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