Lucha Libre: Lazo entre México y Japón; ¿por qué es popular en la tierra de los JJ.OO.?
La Lucha Libre nació como un deporte de honor en Japón. México ha exportado algunos elementos que han arraigado más el gusto por esta disciplina.
Se acercan los Juegos Olímpicos en Tokio y como casi siempre que se habla de Japón, en México se habla también de los nexos que tienen ambas naciones, muy alejadas en distancia, pero unidas por algunas aristas que hoy en día se hacen más fuertes.
Una de ellas es la Lucha Libre, tal vez los dos países donde más se practica, se disfruta y se arraiga en la idiosincrasia del mexicano y del japonés, aunque cada una con una historia y significado muy particular.
El Puroresu, cuestión de honor
Mientras que en México la Lucha Libre nació, creció y se afianzó con el paso de los años como un espectáculo de entretenimiento, en Japón, el significado de esta cambió a mediados del siglo XX después de la Segunda Guerra Mundial.
Los primeros indicios de la Lucha Libre en tierras japonesas son a final de los años 1800 con eventos de sumo y una disciplina parecida pero de mucho más movimiento y abierto a los golpes y caídas, además de algunos exponentes como Sorakichi Matsuda, que viajaba constantemente a Estados Unidos a participar en eventos de Lucha Grecorromana y regresaba con más conocimientos y técnicas que incluir a su novedoso deporte.
Pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial cuando la Lucha Libre en Japón se convirtió en un acto de valentía y honor. En 1951, todavía con las fuerzas alianzas en el país, apareció Rikidōzan, hombre de ya una carrera importante en Estados Unidos y que al regresar a su país después del conflicto, fundó la Federación de Lucha Libre Profesional, llevando a varios norteamericanos al suelo nipón, como atractivo para los soldados.
Ya con todas las bases de la Lucha Libre estadounidense, Rikidōzan se convirtió en un ídolo, el padre de la Lucha y verlo a él destrozar a estadounidenses en el ring, no solo era gozo sino patriotismo de un pueblo nipón todavía resentido por la guerra.
Para mediados de los años 60, Rikidōzan muere y aparece Antonio Inoki. ¿Les suena?... ¡Sí!, Salón de la Fama de WWE y una de las máximas leyendas de los cuadriláteros.
Él, junto a Giant Baba, toman el control de la Lucha, crean más organizaciones y empiezan a llevar a grandes figuras de Estados Unidos por su nexo con la National Wrestling Alliance (NWA). También aparecen los primeros mexicanos en escena como Sergio Romero.
También empiezan a incluir más show en sus funciones y los fanáticos ya crecían por montones. Si bien, no resultaban tan divertidas y coloridas como en México y EE. UU. sí se forjó una conducta de respeto y admiración para los luchadores. Como si fuese un espectáculo ancestral, aplaudían y le rendían reverencias a todo aquel que se subía a un ring.
La llegada de la máscara, el principio del amor con México
En 1968 y ya con varios años de llevar a figuras mexicanas, nace en Japón Tiger Mask, un personaje considerado como superhéroe en esa época. Aparecía en una historieta publicada semana a semana y se convirtió en un fenómeno social.
La historia relata a un niño huérfano, arraigado en orfanato obligado a luchar arriba de un ring y sacando adelante a más niños que no tenían familia como él.
A partir de ahí, la ficción se trasladó a la realidad, sumado a la llegada de personajes como El Santo, Canek, Solar, Dos Caras, Ángel Blanco, entre otros, a mediados de los 70s, y las máscaras empezaron a hacerse populares en la Lucha Libre japonesa.
Del honor a la cultura popular
Para finales de los años 80 y ya la Lucha Libre convertida en un fenómeno social, las historias de honor y tradición pasaron a segundo plano. La Lucha ya era el tercer deporte más visto después de las artes marciales y el beisbol y escenarios de más de 60 mil personas eran abarrotados en funciones llenas de figuras.
Entonces entró la mercadotecnia, la televisión y toda la industria del entretenimiento en la cual los japoneses son pilares. Iniciaron los programas especiales, escuelas y hasta parte de la baraja de opciones de disciplinas a escoger para los alumnos en escuelas.
Venta de mercancía, máscaras y funciones especiales con rivalidades e historias llegaban a una tierra en la que aún todo era por honorabilidad.
Hoy en día, la Lucha en Japón sigue manteniendo esa esencia de respeto por el atleta, de admiración y valentía, los estilos han cambiando, unos prefieren el de las llaves, otros más espectaculares, llegaron las 3 grandes empresas que manejan la industria (Dragon Gaste, NOAH y NJPW) y aunque en calidad siguen siendo impecables, el futbol los ha superado y el interés por el Pancracio ha ido a la baja.
Los mexicanos que han triunfado en Japón
Desde los años 70s y hasta estas fechas, ver a mexicanos en tierras niponas es sinónimo de historia y calidad. El Santo, Canek, Huracán Ramírez, Los Villanos, Tinieblas, todos ellos fueron pioneros de la migración azteca al lejano oriente.
Después, nombres como Fuerza Guerrera, Octagón, Máscara Sagrada, Damián 666, Negro Casas, Felino y muchos más, también irrumpieron en esa nación, hasta que a finales de los 90s, tanto el CMLL y la AAA hicieron una tradición llevar su espectáculo y hacían giras con todo su cartel.
En tiempos recientes, personajes como La Sombra (Andrade) Dragón Lee, Juventud Guerrera, Mr. Águila, Místico y Dr. Wagner Jr. son de los más reconocidos, ganando incluso títulos importantes a nivel mundial.