Miguel Martínez, el boxeador que busca una medalla en París: 'El hambre me hizo muy cab...'

El pugilista mexicano no la tuvo fácil, pero con el apoyo y motivación de su abuelo obtuvo su boleto para participar en los Juegos Olímpicos.

Miguel Martínez, el boxeador que busca una medalla en París (Santiago Chaparro)

Miguel Martínez decidió tomar el camino del boxeo por su abuelo Heriberto Martínez, quien le propuso cambiar las peleas de la calle por clases de esta disciplina, por lo que ahora en los Juegos Olímpicos de París 2024 quiere darle la satisfacción de una medalla.

Martínez sufrió carencias antes de convertirse en un boxeador promesa para nuestro país, sin embargo, su abuelo siempre lo apoyó en todos los aspectos con la finalidad de que cumpliera sus metas deportivas y personales.

Leo Suárez lamenta que México no exporte más jugadores a Europa: ‘Los venden muy caro’

El duranguense comenzó a recibir una beca deportiva de 34 mil pesos por parte de la Conade, a partir del quinto lugar que obtuvo en el Campeonato Mundial de Uzbekistán 2023, ayuda que le permitió no pensar en el profesionalismo y dedicarse al cien por ciento en cumplir con el sueño olímpico.

¿Qué significa para ti clasificar a unos Juegos Olímpicos?

Es algo muy grandioso y, caray, es mucho trabajo, mucho sacrificio y por fin se me pudo dar después de dos ciclos olímpicos; es un sueño que deseaba como juvenil. Ahora estoy haciendo una buena preparación y fuerte, con eso ahí arriba todo se va a cumplir. Siento que ahora soy un boxeador a vencer y la verdad viendo eso me llena de más confianza de que soy un rival duro también, entonces conforme a la preparación me visualizó en lo más alto de la competencia.

¿Por qué elegiste el boxeo?

Realmente por mi abuelo, que en paz descanse. Él me crió y por eso escogí el box. También practicaba futbol, pero no me llamó la atención. Mi abuelo era del barrio y boxeador, a él le emocionaba mucho,y entonces le quise dar la satisfacción de poder llegar a algo mucho más grande para que él estuviera contento. A los siete u ocho años empezaba a llevarme, ahí en mi propia casa, un costalito, me lo puso y me dijo: 'déle hijo'; entonces empecé. Después vi una pelea de Óscar Valdez en un Mundial y eso me llamó mucho la atención, por lo tanto dije que algún día quería estar también ahí.

¿El boxeo te hizo disciplinado?

En la primaria había problemas y por donde yo vivo no hay escuelas privadas, nada de eso, ahí es puro barrio. Entonces de ahí uno va creciendo y vas viendo cosas que no debes de ver, por lo que nos enseñaban a pelear en la calle; el box me forjó y me hizo un carácter tranquilo.

¿Pasaste dificultades económicas en tu camino rumbo al sueño olímpico?

Desde que me gustó el box sí se me dificultó económicamente. Decía que no sé cómo, pero tengo que llegar. En cada competencia en la que llegaba y me iba bien, salió todo mejor. Mi abuelo se sentía contento y él se quitaba su bocado de la boca para dármelo a mí, por lo que ahora quiero llegar a algo más grande y lograr algo mucho mejor para entregarle a mi familia. Ahora la cosa es diferente, fue cambiando y por supuesto, ese es el hambre que tengo, quiero darle a mi familia todo lo que sea posible. Realmente mi abuelo era una persona muy movida, una persona que me enseñó a que no importa lo que pase, siempre hay personas, amigos y conocidos, con los que puedes contar. Se la pasaba pidiendo prestado, diciéndoles que no había para comer o para un agua. Uno cuando tiene hambre busca por todos lados para llegar a lo máximo, y eso me hizo fuerte, bárbaro y muy cabrón.

¿Ahora el apoyo ha cambiado para no pensar en el profesionalismo?

Siempre he tenido el apoyo de Durango a cambio de nada, y la Conade me está apoyando por el quinto lugar en el Campeonato Mundial. Ahora todo está mucho mejor y puedo sobrevivir sin ningún problema. Muchos boxeadores vienen de un barrio, cabrón y peligroso, y son los que salen más talentosos y canijos, sin minimizar a nadie, pero son los que salen con más hambre y como dicen, la mejor escuela es la calle, donde hay que ganarse el respeto y defenderse, porque no es nada fácil.

Al escuchar París 2024, ¿qué viene a tu mente?

Por una parte en felicidad, sacrificio, disciplina y constancia, pero por otro lado me recuerda mucho una operación que tuve y me quedé aquí en el CNAR como ocho meses, por lo que me perdí competencias mundiales y el proceso de Juegos Olímpicos. En ese momento tuve depresión, me acordé mucho de eso, cómo fue posible que de estar ahí, ahora ya estoy clasificado a unos Olímpicos.

NOTAS MÁS VISTAS