Por contrato, Necaxa y Atlante debían seguir en el Azteca
Hace 50 años, cuando se creó el Azteca, se firmó un contrato en el que Necaxa y Atlante se comprometían a jugar todos sus partidos como local ahí hasta el 29 de mayo del 2016.
Ciudad de México /
Por convenio, Atlante y Necaxa no debían estar actualmente en Cancún y Aguascalientes sino en el Estadio Azteca, al menos hasta el próximo domingo 29 de mayo en que el inmueble cumple 50 años.
Para su construcción, ambos clubes se comprometieron junto con el América a disputar ahí sus partidos como local por medio siglo, algo que Potros y Rayos incumplieron por sus varias mudanzas.
"América, Atlante y Necaxa se comprometen a jugar todos sus partidos en los que tomen parte sus respectivos Equipos, en el Estadio que construya Futbol del D.F., S.A., por el término de cincuenta años a partir de la fecha de inauguración de éste", señala el convenio firmado en 1961, cinco años antes de la inauguración.
Futbol del Distrito Federal fue la empresa creada para aglutinar los intereses de estos clubes y a partir de ahí apuntalar la construcción del Azteca.
Dichos documentos están firmados en cada página y al final por los titulares de los tres clubes: Emilio Azcárraga Milmo por América, Gral. José Manuel Núñez Amaral por Atlante y Miguel Ramírez Vázquez por Necaxa.
Los Potros jugaron en el Azteca hasta 1983 para trasladarse al hoy Estadio Azul y a Querétaro a fines de esa década. Aunque volvieron al DF un par de años después y luego otra vez a Santa Úrsula, en 2007 completaron la última mudanza a Cancún.
De historia similar, los Rayos se fueron en 2003 a Aguascalientes, aunque en 1971 desaparecieron para convertirse en Atlético Español y volvieron una década después.
Además del convenio mencionado, en los contratos de los primeros palcohabientes también se menciona que uno de los beneficios era que América, Atlante y Necaxa jugarían en el Azteca, pues así se comprometían al formar un fideicomiso cuyo fin era, entre otros, garantizar la construcción del estadio.
"Los principales fines del fideicomiso son garantizar la construcción del Estadio (…) y la realización en el Estadio, de todos los eventos en que deban tomar parte en el Distrito Federal como visitados los equipos de futbol de primera división patrocinados por las Sociedades fideicomitentes", estipula.
'NO GANÁBAMOS'
A pesar de los compromisos de los clubes, Manuel Echevarría, uno de los palcohabientes desde el nacimiento del estadio, recuerda alguna inconformidad entre los propietarios de esos espacios, pero cree que no había manera de exigir alguna indemnización. Este aficionado pagó 95 mil pesos de 1963 por el suyo.
"El cambio de sedes a lo mejor lo hubiéramos podido pelear, pero tampoco hubiéramos podido ganar", consideró.
Para su construcción, ambos clubes se comprometieron junto con el América a disputar ahí sus partidos como local por medio siglo, algo que Potros y Rayos incumplieron por sus varias mudanzas.
"América, Atlante y Necaxa se comprometen a jugar todos sus partidos en los que tomen parte sus respectivos Equipos, en el Estadio que construya Futbol del D.F., S.A., por el término de cincuenta años a partir de la fecha de inauguración de éste", señala el convenio firmado en 1961, cinco años antes de la inauguración.
Futbol del Distrito Federal fue la empresa creada para aglutinar los intereses de estos clubes y a partir de ahí apuntalar la construcción del Azteca.
Dichos documentos están firmados en cada página y al final por los titulares de los tres clubes: Emilio Azcárraga Milmo por América, Gral. José Manuel Núñez Amaral por Atlante y Miguel Ramírez Vázquez por Necaxa.
Los Potros jugaron en el Azteca hasta 1983 para trasladarse al hoy Estadio Azul y a Querétaro a fines de esa década. Aunque volvieron al DF un par de años después y luego otra vez a Santa Úrsula, en 2007 completaron la última mudanza a Cancún.
De historia similar, los Rayos se fueron en 2003 a Aguascalientes, aunque en 1971 desaparecieron para convertirse en Atlético Español y volvieron una década después.
Además del convenio mencionado, en los contratos de los primeros palcohabientes también se menciona que uno de los beneficios era que América, Atlante y Necaxa jugarían en el Azteca, pues así se comprometían al formar un fideicomiso cuyo fin era, entre otros, garantizar la construcción del estadio.
"Los principales fines del fideicomiso son garantizar la construcción del Estadio (…) y la realización en el Estadio, de todos los eventos en que deban tomar parte en el Distrito Federal como visitados los equipos de futbol de primera división patrocinados por las Sociedades fideicomitentes", estipula.
'NO GANÁBAMOS'
A pesar de los compromisos de los clubes, Manuel Echevarría, uno de los palcohabientes desde el nacimiento del estadio, recuerda alguna inconformidad entre los propietarios de esos espacios, pero cree que no había manera de exigir alguna indemnización. Este aficionado pagó 95 mil pesos de 1963 por el suyo.
"El cambio de sedes a lo mejor lo hubiéramos podido pelear, pero tampoco hubiéramos podido ganar", consideró.
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