Boca y River se juegan una nueva serie decisiva tras ‘la Final del mundo’

Este martes se juega la revancha en la Bombonera y se define el futuro de varios protagonistas de este nuevo duelo por la Libertadores.

Hoy se conocerá al primer finalista. (Boca y River)

Tras el 2-0 de River sobre Boca en el estadio Monumental hace tres semanas en la Ida de la Semifinal de Libertadores, este martes en la Bombonera se conocerá finalmente al primer representante argentino en la gran final a partido único en Santiago de Chile el próximo 23 de noviembre.

Ahí será el momento de verse las caras con el asombroso Flamengo del portugués Jorge Jesús o con el siempre competitivo Gremio de Renato Gaucho.

Pero en lo que respecta al juego en Buenos Aires, las consecuencias no serán menores, tanto si los Millonarios confirman lo hecho en su estadio o si los Xeneizes dan vuelta la historia.

En cuanto a los de Núñez, salir airosos de la Bombonera significaría afrontar una nueva final y poder defender el título obtenido ante su clásico rival el año pasado en Madrid, y buscar su quinta consagración en la Copa Libertadores y la tercera en el ciclo de Marcelo Gallardo, algo por demás espectacular si se tiene en cuenta que River volvió hace tan solo siete años de su primera experiencia jugando en segunda división.

Para Boca, vencer a River por más tres goles o por penales sería ni más ni menos que dejar atrás la final perdida el año pasado y ponerle una mancha al ciclo exitoso de Marcelo Gallardo. Además, iría a Chile con la esperanza de por fin obtener una Libertadores después de 12 años-la última fue en 2007 con un brillante Juan Román Riquelme y ante Gremio-, y sería la séptima en sus vitrinas, alcanzando a Independiente como máximo ganador del certamen. También sería saldar la vieja deuda del presidente Daniel Angelici, quien apenas asumido en 2011 prometió viajar seguido a disputar el Mundial de Clubes.

En Núñez, una derrota ante el Xeneize tendría su lógico impacto negativo pero no sufriría demasiadas consecuencias políticas ni deportivas. La derrota no eyectaría a Gallardo, una celebridad a la que se le está construyendo una estatua para colocar en el estadio Monumental tras cinco años ininterrumpidos de éxitos, pero sí a Gustavo Alfaro, entrenador que llegó a Boca a principios de año sin conseguir aun afianzar una formación confiable a pesar de las continuas y caras incorporaciones al plantel. 

Sólo pudo lograr hasta ahora la Supercopa Argentina disputada a principios de año ante Rosario Central, y suena a poco, pero claro, de ganar la Libertadores pasaría automáticamente a gozar del agradecimiento eterno de la parcialidad boquense. Porque así es el futbol y así funciona cuando se trata de un mano a mano entre Boca y River por la Copa Libertadores de América.


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