Copa Mundial

Con brincos felices, Francia rompió la frialdad en San Petersburgo

Una noche que parecía más de concierto sinfónico al no tener mayoría de afición francesa o belga se contagió de un poco de "calor" al final.

Francia, afición, Mundial 2018
Francia, afición, Mundial 2018
Editorial Mediotiempo
Estadio Krestovski, San Petersburgo

Todo inició como una noche fría, que al final rompió en alegría para Francia. Aunque todavía tienen enfrente el partido más importante, el pase al partido por el título mundialista fue de enorme regocijo.

De pie, la banca gala esperaba el silbatazo final. Cuando este llegó, los brincos y abrazos en la cancha fueron la imagen que contrastó con lo que había sido el ambiente durante los 90 minutos, ya que las aficiones de ambos semifinalistas fueron minoría.

De ahí que en las gradas por momentos eran más sonoros los cánticos de aficionados brasileños o el tradicional “¡Ro-ssi-ia!” que se ha escuchado en todos los estadios de esta Copa del Mundo.

Esta vez no fue un ambiente de afición sudamericana que predominaba en las gradas ni de 35 grados como fueron los juegos de la Selección Mexicana. San Petersburgo tuvo una noche de 15 grados y un lleno que por momentos parecía más de concierto sinfónico que de partido mundialista.

Por ello contrastó el regocijo de Francia, cuyos jugadores al final se acercaron a la grada para agradecerle a su público, igual que del otro lado lo hacían los de Bélgica, con un Thibaut Courtois cargando a su hija y el entrenador Roberto Martínez felicitando a Didier Deschamps.

Ya cuando el estadio estaba casi vacío, 15 minutos después de que terminó el partido, la afición francesa seguía brincando, feliz porque estará el próximo domingo en Moscú para verse con ingleses o croatas, mientras Bélgica permanecerá en San Petersburgo para buscar un tercer lugar que le haga algo de justicia a su gran Mundial.

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