La cultura del triunfo: Didier Deschamps, un bendecido que ganó todo y va por más

En sus manos estuvieron los cuatro trofeos más importantes que obtuvo su país: la Copa de Europa, la Eurocopa y la Copa del Mundo como jugador y DT.

Didier Deschamps es el DT de Francia. (FOTO: Especial)

Didier Deschamps (15 de octubre de 1968 , Bayona, Francia) presume a sus amigos que nació justo en las fechas que se disputaban los Juegos Olímpicos de México para tratar de aclarar el porqué de su pasión por los deportes, de los cuales sabe lo mismo de futbol que de rugby, balonmano, atletismo e incluso de pelota vasca, pero entre los cuales solo en el primero se atrevió a hacer una carrera profesional, tal vez una de las más grandes que se hayan visto.

Hijo de Ginette y Pierre Deschamps, el segundo un exjugador profesional de rugby para el Biarritz Olympique, Didier tuvo un desarrollo ideal en el que la práctica de los deportes fue tan importante como la dedicación a los estudios académicos; fue un “buen hijo”, en resumidas cuentas, de esos que sacaba buenas calificaciones y que podía destacar a donde fuera.

Dejé de jugar al rugby cuando me di cuenta a mi alrededor que eran mucho más grandes”, explicaría pasados los años, un tipo que decidió no seguir los pasos de su padre y que celebró los éxitos más grandes del balompié francés, algo que ni Michel Platini ni Zinedine Zidane, ni nadie más en ese país, pudo lograr.

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Mentalidad ganadora

Convencido de su decisión de no jugar con la pelota ovalada, empezó con la práctica del futbol en un club llamado Aviron Bayonnais tras rechazar inscribirse al Anglet Genêts porque “nunca había producido un futbolista capaz de hacer una carrera profesional”, apuesta que sería la ideal para comenzar con el desarrollo de su carrera.

“Recuerdo haber dicho eso. Sin embargo, en ese momento, para mí, el futbol no era un trabajo. ¡Mientras sea en un equipo que no reciba palizas todos los fines de semana! No me gusta perder…”, explicó al periodista Thierry Ardisson (junio, 2017).

Fino con el balón, duro en la marca, un físico portentoso y con una personalidad que atrajo la atención de al menos una decena de clubes profesionales –especialmente tras ganar la Copa Nacional Mimes en 1982–, Deschamps eligió al Nantes para seguir con su formación después de analizar cada pormenor de las opciones que se le presentaron, en compañía de sus padres, que a su vez apostaron por asegurar económicamente la continuidad en sus estudios, porque en lo futbolístico lo demás estaba hecho.

“Era el guerrero de la tropa, era el jefe de los equipos donde jugaba”, aseguraría Robert Budzynski, exdirector deportivo de esa institución (RCM Sports, marzo, 2011), embelesado por un jugador completo que debutó en la antes llamada División 1, el 27 de septiembre de 1985, y al que solo frenaría levemente la muerte de su hermano Philippe por un accidente aéreo (21 de diciembre, 1987) al viajar de Bélgica a Francia para pasar las festividades junto a su familia.

Mucho dolor que sirvió para consolidar su personalidad

"Son momentos dolorosos de la vida. (...) La vida nos quita gente, pero nos da aún más fortalezas insospechadas”, reconoció Didier en 1998, solo minutos después de ganar la Copa del Mundo como capitán de la selección de Francia, la primera de las dos que obtendría. “Y entonces, fue en época navideña… Quedamos marcados de por vida, inevitablemente”.

Para Didier la sacudida serviría para reforzar aún más el duro caparazón que ya tenía, personalidad que paradójicamente lo consolidaría como un líder incontestable por donde fuera, inclusive sin importar que a su lado jugarían muchas estrellas.

“Hubiera tenido las mismas ganas de triunfar. Pero (el cambio) está más en sí mismo, en su construcción, en su propia cabeza: para triunfar, no solo hacerlo por nosotros, también lo hacemos por alguien que ya no está… pero que está”, afirmó Raynald Denoueix, DT de Deschamps en Nantes.

Ser campeón de Europa no fue tan fácil

Con 19 años ya era capitán del club, por lo que el llamado de Platini a la selección de Francia llegó, aunque todavía estaba lejos de cumplir con su ideal de formar parte de algún club ganador, por eso saltó al Olympique de Marseille en noviembre de 1989, en donde se empezaría a gestar la historia más rica en el futbol francés.

Rodeado de jugadores de alta calidad y en un club hecho para ganar, Didier no tuvo un terso ingreso al equipo del puerto, al grado de que fue cedido al Girondins de Bordeaux, en donde nuevamente se mostraría como había sido siempre.

“Inmediatamente, se encarga de todo. Quiere asumir la responsabilidad. Se ocupa de un poco de todo, participa en todas las discusiones y capacitaciones, se queja cuando las cosas no van bien y reemplaza”, dijo Christophe Dugarry al Canal+ Sport, lo que le serviría para reclamar –literal– su regreso a Marsella tras solo una temporada.

A su vuelta otra vez se mostró como un jugador capaz de organizar y de consolidar a la defensiva al grupo, pero también de nuevo como un jerarca al que sus decisiones nadie le cuestionaba, hasta convertirse no solo en titular, sino de nuevo en capitán, categoría que lo llevaría a alzar la única Copa de Europa que obtuvo algún club francés en el año de 1993.

La cultura de ganar

Como jugador se dedicó, a partir de entonces, a cosechar títulos casi por todos lados por donde pasó (Nantes, Olympique Marseille, Juventus, Chelsea y Valencia), aunque fue con la selección de Francia con la que logró los más importantes, primero como jugador y después como estratega.

En 1998 fue el eslabón que unió a una mezcla de razas que le dio a Francia su primera Copa del Mundo, mientras que dos años más tarde alzaría la Eurocopa para consolidar el dominio de su país en el futbol. A una sola voz acababa con los temores de un país afligido por el racismo, mal que muchas veces afectó a su selección y que bien ayudó a sobrellevar.

Pero como era un sabio, sus inquietudes no se quedaron como futbolista, ya que también desde el banquillo se convirtió en un ganador, al grado de ser la cabeza que llevaría a Francia a obtener su segundo Mundial en 2018 para sumarse a un exclusivo grupo, junto a Mario Zagallo y Franz Beckenbauer, el de los únicos campeones del mundo como jugadores y estrategas, aunque hoy está cerca de poderse convertir un técnico Bicampeón en Mundiales.


  • Eduardo Domínguez
  • Reportero-redactor. Egresado UNAM. Llegué a Mediotiempo en 2019.
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