'Vencer o morir'; el telegrama de Mussolini que hizo temblar a Italia en 1938

Los tambores de guerra sonaban en Europa y para Il Duce era primordial otro campeonato para afianzar su régimen, por lo que se valió de una intimidación que resuena al día de hoy.

El cuadro italiano pudo haber muerto si no ganaba el Mundial. (Especial)

Desde las oficinas del gobierno italiano, entonces liderado Benito Mussolini, salió un telegrama dirigido para que fuera leído previo a que la selección de ese país enfrentara a Hungría en la Final de la Copa del Mundo de Francia 1938, mismo que al día de hoy estremece por su contenido, el cual, a lo largo de los años, ha sido interpretado como una clara amenaza si el título no era llevado a Roma: “Vincere o morire”.

Achille Starace, secretario general del Partido Fascista, fue el encargado de llevar el documento a un grupo de jugadores que a lo largo de su participación en el certamen había avanzado entre abucheos y muestras de repudio de parte de los aficionados franceses, acciones que solo subrayaban la compleja realidad que se vivía en Europa.

Para entonces ya sonaban los tambores de guerra, los cuales incrementaron su intensidad en marzo de ese año después de que Alemania anexara a Austria, esto ante el apoyo irrestricto de Mussolini, un dictador que a través del futbol quería reforzar su discurso nacionalista, por lo que hizo que la participación de su país se convirtiera nuevamente en un asunto de estado, como había sucedido cuatro años atrás.


El camino de Italia

La Azzurra llegó a Francia con la necesidad de defender el campeonato obtenido cuatro años atrás, aunque esta vez tuvo que encarar el torneo ya sin el soporte que le dio el jugar en casa, así como tampoco las actuaciones arbitrales que la habían beneficiado. En esta ocasión solo sería su orgullo y temor a caer los que la impulsaron a un nuevo éxito, además de la estrategia de Vittorio Pozzo, un duro estratega que sería a la postre el único en lograr dos campeonatos de ese tipo.

Y desde un inicio fue claro cómo los actores políticos influían en la justa, ya que apenas fueron tres selecciones no europeas las que participaron (Cuba, Brasil e Indias Orientales Holandesas), sin potencias como Alemania, España o las selecciones británicas, lo que llevó a que se jugara en eliminación directa, al igual que en Italia 1934.

El primer escollo para los italianos sería Noruega (triunfo de 2-1) y después siguió Francia (inobjetable 3-1), hasta llegar al soberbio Brasil que en la Semifinal no alineó a Leónidas, su mejor jugador, hecho que ayudaría a que se diera el triunfo por 2-1, el cual los pondría en la Final ante Hungría, uno de los mejores representativos por entonces.

Y justo ahí fue cuando llegó el referido telegrama, el cual haría que Italia diera su mejor partido para quedarse con un 4-2 que incluso celebró el portero húngaro Antal Szabó, quien resumiría el difícil contexto que hubo con una contundente declaración al final del partido: "Nunca en mi vida me sentí tan feliz por haber perdido. Con los cuatro goles que me hicieron, salvé la vida a once seres humanos. Me contaron que antes de empezar el partido, los italianos habían recibido un telegrama de Mussolini que decía: 'Vencer o morir'”.


Los campeones

Aldo Olivieri, Pietro Rava, Alfredo Foni, Michele Andréolo, Juan Ferrari, Ugo Locatelli, Pietro Serantoni, Amadeo Biavati, Gino Colaussi, Giuseppe Meazza, Silvio Piola, Carlos Ceresoli, Guido Masetti, Eraldo Monzeglio, Aldo Donati, Mario Genta, Renato Olmi, Mario Perazzolo, Sergio Bertoni, Bruno Chizzo, Pietro Ferraris y Piero Pasinati. DT: Vittorio Pozzo.


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