Columna de Mauricio Cabrera

Primer aniversario

Ricardo Antonio La Volpe  está cumpliendo un año al frente de la selección mexicana de fútbol; 365 días de estar en el ojo del huracán, de aguantar los embates de sus principales opositores y de brindar ciertos elementos que deben ser tomados en cuenta para el análisis de su gestión.

Su primer aniversario como timonel azteca viene precedido de una enorme presión, la cual se inició desde antes de ser designado, gracias al mecanismo público que utilizaron los directivos de la FEMEXFUT, quienes buscando transparencia y claridad terminaron por crear una situación incómoda y poco propicia para la tranquilidad de la escuadra tricolor. Una problemática que persiste aún en estos días y que  parece interminable.

La calificación en cuanto a los resultados dentro del terreno de juego no es igual a la obtenida en las relaciones públicas, un aspecto en el que el técnico nacional ha cometido severos e imperdonables errores. Las declaraciones poco afortunadas que realizó durante este tiempo han originado que los aciertos en materia futbolística se vean opacados casi en su totalidad por los escándalos fuera del rectángulo verde, los mismos que han acaparado la atención del aficionado y de la prensa especializada. El Sr. La Volpe se resiste a entender que para un seleccionador es vital el contacto con los medios de comunicación, los mismos que tienen el poder para influir de manera determinante en la opinión de la sociedad, tanto para bien como para mal, y que ponerse en contra a un gremio tan poderoso no hace más que aumentar su larga lista de problemas y dificultades.

Pasando al verdadero futbol, que es el que se juega en la cancha, es necesario hacer una separación entre los compromisos oficiales y los amistosos. En los primeros, el tricolor cumplió y obtuvo la Copa de Oro 2003, aunque las dudas respecto a su nivel de juego siempre fueron una constante y rara vez apareció esa selección "sin pretextos" anunciada con anterioridad por el propio Ricardo. En los partidos informales o de preparación la situación es distinta. Los resultados no han sido los esperados: sólo una victoria, ante Bolivia, tres empates y el resto es puro descalabro. Entendemos que los cotejos amistosos sirven para estudiar y afinar detalles tácticos y estratégicos, pero su efecto se reduce cuando cambia la lista de convocados para cada partido.

El Año Nuevo llegó para Ricardo La Volpe. Esperamos que cada uno de sus doce deseos sean en beneficio del balompié mexicano y que no tarden en convertirse en realidad.

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