Acoso, abuso y miedo, tienen en suspenso a la Liga Femenil de Colombia

En mayo del 2018, el Atlético Huila se proclamó campeona en la segunda edición de la Liga Profesional Femenina, que tiene en espera la fecha para arrancar la temporada 2019.

Isabella Echeverri y Melissa Ortiz denunciaron las irregularidades del futbol femenil colombiano.

"Hoy queremos hablar de algo muy importante, nos sentimos amenazadas, no nos pagan, ya no nos dan vuelos internacionales, los uniformes son viejos, la Federación ha cortado jugadoras por hablar, un empleado trató de venderme mi propia camiseta. Ya no tenemos miedo, estamos aquí para hablar", fueron las palabras de Isabella Echeverri y Melissa Ortiz, ambas jugadoras de futbol y seleccionadas de Colombia.

Esas palabras fueron un detonante el pasado 18 de febrero en la lucha de jugadoras profesionales por el futbol femenil en Colombia. La bomba estalló con las denuncias de acoso sexual en categorías inferiores y después, Isabella y Melissa sacaron a la luz un abuso de autoridad por parte de la Federación Colombiana de Futbol.

Isabella tiene 24 años, Melissa 29; la más joven reside actualmente en su tierra desde hace dos meses. Ahí donde la liga femenil no ha comenzado y este próximo mayo cumplirá un año desde que la segunda edición del torneo terminó con Atlético Huila como campeona.

Mediotiempo presenta el sexto capítulo de la serie Futbol Femenil: realidades y retos, con la historia de Echeverri y su lucha porque Colombia tenga balompié femenil de nivel y la Selección goce de derechos primordiales como vuelos internacionales, uniformes nuevos, etc, etc.

"Desde que lanzamos el video con Melissa Ortiz, la verdad que muchas de nuestras compañeras se han solidarizado. Las condiciones han cambiado, antes no nos daban vuelos internacionales, ni ropa nueva, nos cobraban por camisas, no había una buena póliza de seguros por si alguien se lesionaba. Ahora nuestro contacto con la Federación es mayor y hemos logrado cambios en Selección, ahora estamos trabajando fuerte para cambiar temas de la Liga", dijo Isabella en entrevista para Mediotiempo.

Y es justo esa situación la que se convierte en una de las problemáticas del futbol femenino en el país sudamericano. La liga nació apenas en el 2017 con el nombre prestado de una marca de cervezas colombiana, la misma que patrocina el varonil, pero sin aportar ni un solo peso. La campaña se planeó para una duración de cuatro meses, después de eso, las futbolistas tendrían que buscar acomodarse en otros países.

"Era de 23 equipos y era una liga profesional, el gran problema es que solo se jugaba de tres a cuatro meses en el año y eso hace muy difícil que las jugadoras puedan tener una estabilidad económica. A muchas solo les hacen los contratos de tres a cuatro meses y es muy complicado para ellas sobrevivir todo el año con eso", explicó la mediocampista.

Hoy, medios de comunicación, afición y las mismas jugadoras viven en la incertidumbre ante la falta de una definición por parte de la Federación para determinar el inicio de lo que sería el tercer torneo. Las reuniones tienen la planeación para agosto, pero el ambiente se torna negativo toda vez que el organismo apenas atiende las demandas del combinado cafeteras que disputarán los Juegos Panamericanos de Lima 2019.

"Estamos trabajando como jugadoras de la mano con el gobierno nacional de Colombia para garantizar una liga que sea más larga, contratos más largos y así poder dar estabilidad a las jugadoras. Formalizar y firmar todos los acuerdos a los que hemos llegado con esta lucha, que se formalice la liga profesional. Para mí lo más importante es la promoción y visibilidad de todo esto, es lo que más necesita el futbol femenino en Colombia".

Ella no ha jugado nunca en su país natal, a los 18 años se fue a Estados Unidos para estudiar y jugar, pero fue hasta que cumplió los 20 cuando logró incorporarse a un equipo universitario: el Houston Aces. Hoy, sigue la lucha junto a su mejor amiga a quien apenas el pasado 4 de abril le dedicó un gol con el conjunto nacional que enfrentó a Perú en duelo amistoso.

Su andar no ha sido fácil, pero es de las pocas afortunadas que pueden estar tranquilas de tener una estabilidad económica que le otorga su labor dentro de las canchas, su liderazgo y la imagen que ha construido como una de las referentes de Colombia.

"Depende de quién seas como jugadora puedes vivir o no puedes vivir del futbol, si eres una de las grandes de Colombia, puedes vivir tranquilamente del futbol, pero si eres una jugadora promedio, que es el caso de la mayoría, es muy difícil porque los contratos son a tres o cuatro meses y el resto del año no tienes oportunidades laborales".





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