La noche del 26 de mayo del 2018 no fue para Marcelo lo que estaba acostumbrado a vivir previo a un partido de futbol. El jugador del Real Madrid y de la selección de Brasil, sufrió un ataque de ansiedad como nunca antes lo había experimentado en su vida, antes de salir al terreno de juego para enfrentar al Liverpool en la final de la Champions League de ese año.

En entrevista para la publicación The Players Tribune, el lateral derecho de los merengues hizo la revelación de lo que sufrió ese día, donde incluso le costaba respirar y no podía ni siquiera comer.

“No podía respirar, intenté no entrar en pánico. Fui al vestuario justo antes de la Final de Champions contra Liverpool en el 2018. No podía comer, no pude dormir bien”, expresó acerca de la noche anterior al partido.

Estuvo cerca de pedir ayuda

Incluso el jugador brasileño intentó llamar al médico del club, pues no sabía lo que le pasaba y se sentía angustiado, a pesar de que tenía la oportunidad de seguir haciendo historia con el Madrid que iba por su décimo tercer Orejona.

“Nunca antes había sentido una ansiedad tan intensa, así que no sabía lo que estaba pasando. Pensé en llamar al médico porque me preocupaba que no me dejara jugar”, pensó.

Al llegar la hora de partido, Marcelo todavía se sentía ansioso y presionado, pero poco a poco llegó la calma y al liberarse de la opresión que sentía, incluso derramó algunas lágrimas sobre la cancha del Olímpico de Kiev.

“Cuando pisé el césped todavía tenía problemas para respirar y pensé: Si tengo que morir aquí esta noche, joder. Moriré”, reveló el jugador carioca.

“Nos alineamos para el saque central, vi la pelota en el círculo central y todo cambió. El peso se fue quitando de mi pecho, estaba en paz. La pelota salió en un saque de banda y tuve tiempo para pensar y empecé a llorar, estaba sollozando en el campo. Nunca me había pasado algo así, fueron diez segundos” recordó.

Marcelo continuó en el partido y al final el Real Madrid se impuso 3-1 al Liverpool para volver a tocar la gloria y el sudamericano llegó a una conclusión: “No somos superhéroes, por eso cuento lo que me pasó. Esto es la vida real, somos seres humanos. Sangramos y nos preocupamos como cualquier persona”, concluyó.

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