¡Final de Película! Con Moi Muñoz de héroe, América le arrebató título a Cruz Azul
La Final más dramática en la historia del futbol mexicano, tuvo al portero del América como el protagonista de la gloria azulcrema; la Máquina se quedó a cinco minutos de alzar el título.
La gloria del América, es la desgracia de Cruz Azul. Lo que sucedió esa noche lluviosa del 26 de mayo de 2013 en el Estadio Azteca, quedó grabado con letras de oro en los azulcremas y letras de sangre aderezadas con lágrimas en los cementeros, que siguen sin superar la manera más dramática de perder un título, todo esto, con un gol del portero Moisés Muñoz de por medio.
Las Águilas se coronaron en penales, pero gestaron la heroica remontada in extremis y de manera casi inverosímil con diez en el campo por la expulsión temprana de Jesús Molina. Con solo dos minutos en el tiempo regular más el agregado, Aquivaldo Mosquera abrió el camino con el primer gol azulcrema al 88', pero lo que vino a continuación ni el director de cine más creativo y osado se pudo haber imaginado.
Así se forja una leyenda
El destino le tenía reservada a Moises Muñoz la noche del domingo 26 de mayo del 2013, como el episodio que cambiaría su vida, que marcaría su carrera futbolística y que lo consagraría como uno de los últimos ídolos en el América.
El cabezazo que metió en el tiempo agregado dentro del área, cuando era a matar o morir, cuando ya no quedaba nada más que esa última oportunidad, cuando era a todo o nada, lo encumbró para siempre en el Olimpo del equipo para muchos el más amado del país, y ciertamente el más odiado de México
El desvío de Alejandro Castro lo hizo aún más dramático, porque fue exacto, justo para que Jesús Corona se quedara sin oportunidad de detener el esférico. Es como si la señora fortuna tuviera la consigna de ensañarse con los celestes; algo así ya le había pasado a Cruz Azul en las finales perdidas ante Pachuca, Monterrey, Toluca y Santos, pero nunca con la saña y la crueldad psicológica que sufrió ante América.
Ese gol provocó que el Azteca mostrara una bipolaridad nunca antes vista: el júbilo, la locura, la alegría desbordada de los americanistas, mientras al mismo tiempo la desazón, el horror, la tristeza y de nuevo la sensación del yugo de tantos años sin título de liga para los cementeros; esa que parecía al fin morir y enjuagarse con la tormenta que caía en la cancha para no volver nunca más.
Lo peor para La Máquina, fue que Teófilo Gutiérrez los había puesto adelante y sumado al gol del Chaco Giménez en la ida, les otorgaba una ventaja de dos goles en el global. El mismo colombiano tuvo en 0-2 en la Vuelta, pero los postes se lo negaron de forma increíble.
"Tuve varios manos a manos, hubo incluso esa jugada muy fortuita en la que el balón pega dos veces en el poste y Teófilo Gutiérrez no logra anotar en nuestra portería. Después de esa jugada, viene el pensamiento de: 'si esta pelota no entró, es por algo. Es porque nos depara algo positivo al término del encuentro'", recordó Moi en entrevista con Mediotiempo.
Llegaron los penaltis
Pero llegó el minuto 88 y todo se derrumbó para Cruz Azul. El tiempo extra fue solo un mero prólogo de la gloria americanista. La moral cementera estaba terriblemente golpeada, derrotada; los penales llegaron en el peor momento, justo en el exacto momento en que Cruz Azul se había quedado sin alma.
Fallaron el Chuleta Orozco y Alejandro Castro por La Máquina; América, que estaba con la moral más grande que el propio Azteca, no erró uno solo: Raúl Jiménez, Chucho Benítez, Osvaldito Martínez anotaron, Layún marcó el del título. De nada sirvieron los penales que metieron Rogelio Chávez y el Jerry Flores.
América consiguió su título once luego de 8 años de sequía, y lo hizo de una manera traumática para Cruz Azul, que no solo vio cómo la ilusión del título se le escapó de tan pero tan cerca y de una manera tan inverosímil como cruel. Al final, el resultado fue de película: la gloria de las Águilas es la desgracia de La Máquina. Y así se escribió la historia de la Final más dramática en la historia del Futbol Mexicano.