Cruz Azul, una clásica historia de autosabotaje
Salvo el Ojitos Meza, ningún DT ha durado más de dos años en Cruz Azul desde que fue campeón hace casi 22 años.
Una vez más, un proyecto de Cruz Azul pensado a largo plazo, con momentos exitosos, terminó por colapsar.
A lo largo de los últimos 22 años, la Máquina Celeste ha cortado diversos procesos, incluidos los interinatos de gente como Joaquín Moreno y el propio Robert Dante Siboldi en 2009, pues se les permitió dirigir algunos partidos pero nunca tuvieron la confianza para un proyecto completo.
Después del título del Invierno 1997, entre las apuestas para repetir el campeonato estaban gente como Mario Carrillo, que llegó en enero de 2003 pero los pésimos resultados provocaron su cese apenas tres meses después.
Su sustituto fue Enrique Meza, que tampoco pudo lograr un título y se fue un año después en marzo de 2004. Salvo el propio Ojitos entre 2009 y 2012, nadie ha durado más de dos años.
Ante malos resultados, la directiva ha optado por cambiar el maquinista en 21 ocasiones desde 1997, de los cuales han sido 16 técnicos distintos, dándoles oportunidad en más de una vez a entrenadores como el propio Luis Fernando Tena que tomó al equipo en tres ocasiones desde 1997, Meza que estuvo dos veces y ahora Robert Dante Siboldi que vive su segunda etapa.
En este 2019, la Máquina celeste terminó otro proceso tras el cese de Pedro Caixinha, el entrenador portugués que tenía contrato hasta mayo de 2020.
El DT había logrado una Final de Liga, un título de Copa MX y de Supercopa MX, pero nada de eso valió en septiembre. En ese mes, una pugna interna de la directiva, en la que aparecieron ante los medios los autonombrados vicepresidentes Alfredo Álvarez y Víctor Garcés, terminó con el adiós de Ricardo Peláez como presidente deportivo y el cese del DT luso, que tenía año y medio de trabajo.
Otro de los casos emblemáticos en la historia de los celestes fue en 2005 cuando se vivió el secuestro de Rubén Omar Romano. En ese año, la dirección técnica se alternó con Isaac Mizrahi. Curiosamente el equipo lo hizo tan bien, que el regreso de Romano solo duró cuatro meses y la directiva optó por darle la confianza a Mizrahi de nuevo pero tampoco funcionó.
Todo fue en vano y durante esos dos años en los que estuvieron alternando ambos DTs, tampoco hubo éxito.
El último proceso “completo” fue el de Paco Jémez, que firmó por un año y cumplió con su contrato hasta 2017, pero su único logro fue regresar a la Máquina a un Liguilla después de seis torneos.
En este semestre, Peláez y Caixinha se fueron del equipo y la apuesta a largo plazo volvió al mismo punto donde empezó.
Ahora, Siboldi tratará de poner orden en la cancha, tendrá que gestionar con la directiva las altas y las bajas, y esperar que los problemas extracancha no terminen con su proceso como ha ocurrido en 22 años.