'Drogados' y 'tramposos', las acusaciones de Nacho Trelles a Tigres cuando la Máquina casi la cruzazulea
Los felinos cayeron en la Final de 1979-1980, pero la gente en el Estadio Azteca se les entregó y en la marquesina electrónica los llamaron Tigres campeón de la afición.
Tigres y Cruz Azul estarán frente a frente este fin de semana y es inevitable recordar que en 2020 se cumplieron 40 años de aquella Final de 1979-1980, en la que el técnico Ignacio Trelles acusó a los felinos de jugar drogados, ya que casi le sacan el partido.
Nacho hasta dio a entender que hacían trampa, ya que el partido de Vuelta fue un duelo en el que Claudio Lostaunau, timonel de los felinos, aprovechó las lagunas del reglamento del futbol mexicano para beneficio de su equipo.
Antes de coronarse los celestes en el Estadio Azteca el 13 de julio de 1980, jugadores y afición pedían que ya concluyera el juego, pues ante los arribos del rival el empate se veía venir; Nacho Trelles no podía creer lo que sucedía, su Máquina era superada por los auriazules, quienes no paraban de correr y luchar por cada balón, por lo que el timonel le señaló al árbitro que los felinos estaban drogados.
“Corrimos como nunca en la vida, Nacho Trelles le gritaba al árbitro ‘los Tigres están drogados’, gritaba fuerte; Claudio se acerca y le dije ‘los Tigres están drogados, pero por buscar el campeonato, por el éxito’”, platicó el exarquero de Tigres, Mateo Bravo, quien estuvo cerca de ambos entrenadores en ese momento, ya que aún se encontraba en la banca.
Bravo está convencido que de haber ganado esa Final el conjunto universitario, Cruz Azul habría peleado por invalidad ese encuentro.
Y es que en aquel entonces, sólo se podían realizar dos cambios de jugadores de campo, más el movimiento de portero por portero; Tigres ya había realizado el par de movimientos, pero cuando iban abajo en el global 4-2, su defensa Raúl Ruiz se lesionó y Lostaunau encontró una solución.
“Había una laguna en las reglas y eso lo aprovechó Claudio, la regla era portero por portero y no especificaba nombres. Nosotros ya habíamos hecho los dos cambios y cuando se desgarra de la pierna derecha, Raúl Ruiz no puede más y Claudio le manda a Raúl que se cambien la playera con Pilar Reyes, Nacho Trelles le gritaba al árbitro que ese cambio no era posible, reglamentariamente no era posible. Raúl se pone los guantes de portero, el suéter, se pone de portero y me dice Claudio, vas a entrar por Raúl Ruiz”.
“Nacho Trelles se acerca al árbitro y le dice, ‘eso no se puede, Mateo no puede entrar por Raúl Ruiz, es antirreglamentario, Mateo sólo puede por Pilar’; pero le dijeron que el reglamento era portero por portero y en ese momento el portero era Raúl Ruiz, entonces sí se puede. Lo que pasa es que traíamos a un Cruz Azul muy cansado”, recordó Bravo.
“Sí se rompió el reglamento porque Pilar Reyes sí se pone la playera amarilla, pero trae short negro y otro tipo de medias, no era el uniforme habitual del jugador de campo. Hubo protestas de Cruz Azul, pero al final no lo hicieron porque fueron campeones, si Tigres hubiera sido campeón habría sido tremendo, al tratar de invalidar el partido”, consideró la leyenda de los felinos, quien resalta que a raíz de esto, en la siguiente temporada la regla fue modificada y el cambio de portero tenía que ser por el hombre que inició bajo los tres palos.
Esa estrategia de Lostaunau fue consciente de la calidad de Pilar Reyes, ya que este jugador tenía acostumbrada a la afición y a sus compañeros por sumarse al ataque como portero, haciendo famoso el grito “sube Pilar, sube”, aunque era la primera vez que aparecía como delantero y esto animó a los felinos, ya que buscó aportar en la ofensiva y lo consiguió, dio un pase de taloncito a José Manuel Azuara, quien entró al área y venció al portero Miguel Marín para el 3-3 y 4-3 global, cuando era el minuto 86’.
“Estaban sorprendidos, hasta el mismo árbitro estaba sorprendido, pero no faltamos al reglamento, Lostaunau lo usó a su favor. Los periodistas estaban también sorprendidos… de ahí se modificó la regla a la siguiente temporada; después a mí me toca meter el tres, de taloncito me la tocó y me dejó solo con Miguel Marín; luego faltando un minuto, le cayó el balón a Tomás Boy, la agarra y le entrega en las manos a Marín, ese era el cuarto gol”, recordó el Abuelo Azuara, quien dice no hubo reclamos a Boy por fallar, ya que “era el Jefe”.
Finalmente, el silbatazo llegó y la Máquina no alcanzó a cruzazulearla en aquel entonces, pero la afición en el Azteca reconoció a Tigres. “Fue un detalle que el estadio nos aplaudió, completito, valoraban el esfuerzo y que estuvimos a punto de hacer algo, que un equipo de provincia ganara en México”, dijo Azuara.
Mateo recuerda que en la marquesina electrónica del Coloso de Santa Úrsula apareció una leyenda que no se olvida: “ganamos porque en la marquesina del Estadio Azteca pusieron tres veces ‘Tigres campeón’, puntos suspensivos, ‘de la afición’”.