Erick Gutiérrez: el niño que brilló con tachones de segunda mano

A los 12 años, luego de iniciar en la Academia de Carlos Ochoa, el Guti fue fichado por el Club Pachuca y el resto es historia.

Erick Gutiérrez tuvo un inicio complicado en el futbol. (Mexsport)

En el campo del CBTIS 43 de la ciudad de Los Mochis, Erick Gutiérrez, hoy jugador de las Chivas, se sumergió en el mundo del futbol cuando a los seis años, acompañado de sus padres, llegó para inscribirse a la academia dirigida por el profe Carlos Ochoa, un entrenador con pasado en el balompié profesional, licenciado en educación física, director técnico con título, que en 1994 inició su escuela en busca de talento en la región norte de Sinaloa y el sur de Sonora.

Erick pasaba las tardes pateando la pelota en calles del barrio La Cuchilla, a unas cuantas cuadras de la cancha del CBTIS, que entonces le prestaban al profe para poder entrenar. Debido a la cercanía, sus papás lo llevaron y pidieron una oportunidad para que se integrara, como una actividad de entretenimiento, sin pensar que seis años después el Guti sería fichado por el Club Pachuca.

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“A Erick le quedaban cerca esas canchas. Llegó junto a su mamá y a su papá a pedir oportunidad de que hiciera futbol. Tenía seis años y querían que jugara porque andaba con la pelota todo el día en su casa. Sus papás querían que jugara, más que otra cosa, como diversión. Un muchacho de clase humilde. Estábamos entrenando con chavitos más grandes. Erick se va a un lado de las canchas a esperar que termináramos el entrenamiento con los muchachos más grandes y agarró un balón, traía tenis y la comenzó a dominar con la zurda”.

Las primeras semanas que Guti se unió a la escuela jugó con tenis. El profe, quien ya había detectado su talento, pidió a sus padres que le compraran unos “tachones” para que su desempeño fuera mejor. Después de tres partidos compitiendo con tenis, Carlos tomó la decisión de comprarle unos “tachones” de segunda mano en un tianguis de domingo, que le costaron no más de 100 pesos, en ese año.

“Erick llegó con nosotros y la primera semana jugó con los tenis que traía, la siguiente semana volvió con los tenis. Hablé con la mamá para decirle que le compraran tachones a Erick para que se desenvolviera mejor en la cancha, porque la cancha donde jugábamos era empastada y se resbala”.

En ese momento, platicó Carlos, los padres de Erick se dedicaban a lavar autos, vestiduras y otros tipos de muebles, ocupación que no les dejaba las suficientes ganancias para comprarle unos “tacos” al exjugador del PSV, quien a partir de ahí comenzó una colección con los “tachones” más significativos en su carrera.


Llegó el fin de semana y con tenis, porque no tenían para comprarle 'taquetes', la familia era de bajos recursos, el trabajo de ellos no les daba para poder comprarle zapatos de futbol. En esos días le pregunté a la mamá de Erick de qué número calzaba y ese fin de semana, que jugábamos a las 9 de la mañana, me arranco al tianguis. Voy temprano como a las 7 de la mañana para comprarle unos 'taquetes', de esos americanos que venden. Me acuerdo que se los compré entre 80 y 100 pesos, eran Nike. A la fecha los tiene en su sala y uno se siente bien, contento”.

El reto de ir a Pachuca

Cuando cumplió 12 años, terminó la primaria y Erick se fue a Pachuca para enrolarse en las Fuerzas Básicas de los Tuzos, equipo que lo visoreó mientras disputaba un torneo con una selección de Sinaloa.

Para ese momento, la escuela del profe Carlos Ochoa ya era una filial del extinto club Monarcas Morelia, equipo con el que Guti, antes de ir a Pachuca, realizó una prueba, pero sin éxito.

“En esos años que comenzamos como filial de Monarcas Morelia, Erick llegó un poco antes. Llegó a las canchas de una preparatoria pública donde nos daban la oportunidad de entrenar. Erick estuvo con nosotros de los seis a los 12 años. Cuando él sale de sexto de primaria se va a Pachuca. Para eso las clases terminaban a fines de junio, él en mayo fue a un torneo nacional a Pachuca con una selección de Sinaloa. Pachuca lo invita a hacer una prueba a principios de mayo, lo escogen y le proponen que se integre a principios de julio”.


Una amistad que continúa

A más de 20 años de haber recibido a Erick en su academia, Carlos Ochoa comentó que sigue teniendo una buena relación con el futbolista, que recientemente terminó con una trayectoria de cinco años por el futbol de Europa, para fichar con el Rebaño Sagrado, vínculo que ha perdurado debido a la humildad con la que siempre se ha manejado el Guti en todos los sentidos.

Erick es una persona humilde, no ha perdido piso y si tú lo ves, es una persona que es tranquila, humilde, la forma de vestir, no son extravagantes como otros jugadores. Ellos han tenido éxito porque ha tenido a sus papás cerca, aunado que tiene a su esposa. Viene a Mochis y como cualquier persona van a las canchas municipales, ni parecen jugadores de Primera División. Erick estuvo aquí 20 o 25 días de vacaciones antes de irse a Chivas. Cuando viene se acuerda de uno, nos ven y platicamos. Se siente bonito que te reconozcan esa labor y contento de en su momento ayudar y ver un cambio”.


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