Jair Pereira revela que estuvo en la cárcel por revender boletos

El exjugador de Chivas estuvo en entrevista con Yosgart Gutiérrez.

Jair Pereira jugó en Chivas de 2014 a 2019. (FOTO: Mexsport)

El exjugador de Chivas, Jair Pereira, reveló que cuando estaba iniciando su carrera futbolística estuvo en la cárcel luego de que revendió boleto en el Estadio Azteca, puesto que era la manera en la que vivía mientras tenía una chance en Primera División.

Pereira estuvo en entrevista con Yosgart Gutiérrez en su podcast el ‘Re Portero’, donde comentó que dicho suceso ocurrió cuando estaba en la cantera del Atlante, y era cuando se dedicaba a ser revendedor de boletos.

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​“Yo traía 10 boletos y ya había vendido 5, ya había ganado mis 750 pesos, era un partido contra Cruz Azul esos si se iban a vender”, comentó.
“Una vez me metieron a la cárcel porque me puse a revender boletos afuera del Estadio Azteca de los que me daban los jugadores del primer equipo, me agarraron, ni siquiera los estaba dando más caros, los estaba dando más baratos”.

Jair comentó que antes de ser futbolista profesional la pasaba difícil para comer, por eso se dedicaba a ser revendedor y por ello no le causó gracia que lo metieran a prisión, aunque en la actualidad solo sea una anécdota.

“En ese momento no me daba risa, era lo que me tocaba vivir y lo que tenía pasa salir adelante, para poder comer, no hablamos de unos zapatos de futbol hablamos de poder comer, me tocaron momentos difíciles, hasta que llegué a Cruz Azul”.

Peirera también dio a conocer el salario que tenía cuando se sumó a Cruz Azul, donde inició con la filial en la Liga de Ascenso, y estaba muy agradecido por que el club le daba para comer.

“Ahí tuve la fortuna de que me daban de comer, me daban de desayunar, de cenar, lo normal, pero lo veía como guau, yo tenía un agradecimiento hacia ese club y lo sigo teniendo”.
Me gané mi primer salario de 4,800 pesos y decía 'no manches, voy a poder ir a Irapuato a ver a mis papás, voy a comprarme mi (boleto) de camión, vaya poder ir a meterme a Martí a la canasta que estaba afuera (de descuentos). No había de mi talla, le relleno con doble calceta o engarruño los pies, a ver cómo le hago y que me queden sí o sí los zapatos'”.


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