Se llama Melesio Galván; vio nacer el Azul y ahora será testigo del adiós
En calidad casi de "fundador" del Estadio Azul, Don Melesio platica la vida del Estadio Azul a través de sus vivencias y memorias.
Él fue uno de los primeros futbolistas en pisar la cancha que fue inaugurada en 1946 y hoy está a un partido de su fin, pues la Máquina jugará contra Morelia el próximo sábado su último partido ahí y los planes son que luego sea demolido.
A sus 84 años, Don Melesio recuerda el humo que desprendía el gran agujero que poco después se convirtió en estadio. Pero también los partidos que jugó ahí con un equipo de nombre Lafayette, la franquicia que luego se convertiría en Cruz Azul.
Porque fue desde que el Marte jugaba en este estadio como inició con él su historia, misma que conectó después con el club celeste, al que desde hace años apoya cada quince días en el inmueble de la Colonia Ciudad de los Deportes. Obviamente no esconde la nostalgia, pues vio nacer el Azul y ahora será testigo de su adiós.
“Mi hermano fue como mi padre porque me jalaba para todos lados. Yo tenía 10 o 12 años cuando vine en una ocasión, haz de cuenta como la Plaza México, vi un agujerote y veía como humo. Decían que eran ladrilleras aquí”, recuerda sobre la antigua ladrillera San Carlos.
“Con el tiempo se inauguró el Estadio. Mi hermano se enfocó a ser partidario del Marte, éramos aficionados, cada vez que jugaban los partidos veníamos en el día o en la noche, inclusive cuando el Marte decidió cambiar de sede a Cuernavaca hasta allá íbamos”.
Pero en el Azul no solo veía los juegos del Marte sino los cuadrangulares con equipos sudamericanos como Vasco da Gama, Palmeiras y River Plate ante Necaxa o Atlante.
Con los años se formó como futbolista en el club Lafayette, en el que jugó algunos partidos en el Azul llamados “preliminares” contra clubes de diversas categorías, incluidos los de primera como los Potros o los Rayos.
La historia cuenta que Lafayette fue adquirido por Cruz Azul y posteriormente fue pieza clave del equipo que ascendió. Sin embargo, Melesio Galván nunca llegó a jugar en primera porque se fue al club Torreón, donde tampoco llegó a primera.
Aun así le tocó vivir los primeros títulos de la Máquina en los 70, pero como entrenador de las escuelitas celestes.
“Me dio mucha alegría (cuando llegó al Azul en 1996), bueno sí y no, porque yo tengo muchos recuerdos bonitos de Cruz Azul Hidalgo. Tengo bonitos recuerdos porque te llamaban, te tomaban en cuenta y ya dependía de ti si te quedabas o no”, rememoró sobre los tiempos en el Estadio 10 de Diciembre en Jasso Hidalgo.
En entrevista, Melesio aprovecha para recorrer la cancha, acude a la zona donde veía los juegos y es inevitable expresar sus sentimientos sobre el futuro del Azul.
“Me da tristeza (su demolición) porque fue un anhelo conocer el estadio, la mayor parte de mi juventud la viví en este Estadio Azul, porque yo a C.U. casi no (iba), jugué algunos partidos. El Azul me gustaba cuando estaba yo chamaco porque te desplazabas con tus piernas, pero ahora estás grande y es incómodo, pero muy bonito”.
De cualquier modo, aclara que le ilusiona el regreso al Estadio Azteca, donde espera que “el cambio nos beneficie porque las mejores épocas fueron en el Azteca, ojalá que ese maleficio se acabe”.
Conocedor del esquema de Cruz Azul desde su raíces, no duda en criticar el paso del actual conjunto celeste. “Da coraje ver esto” y reconoce “hay varios jugadores que no están para Primera División. Traen fama, pero aquí se arrugan”.
Todo mientras vive al máximo los últimos días del inmueble donde este sábado acudirá por última vez como fiel aficionado de Cruz Azul y prácticamente “fundador” del inmueble.
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