La revancha de Óscar Ustari; el Atlas lo cortó feo

Nueve intervenciones quirúrgicas y nueve meses de recuperación, la cruz que ha tenido que cargar Óscar Ustari, portero del Pachuca, y con aquel pensamiento de que todo había terminado, porque además nadie le daba trabajo.

El guardameta de los Tuzos, que hoy está en la víspera de disputar la Final del Clausura 2022 ante el Atlas, en su duelo de Ida, llegó precisamente para los rojinegros en el Apertura 2016, pero luego de una acción desafortunada, fue cortado del roster. “Me soltaron la mano”, dijo.

Por eso al término del encuentro de Vuelta ante el América, valedero para llegar a la disputa por el título de la Liga MX, el arquero argentino, ya con 35 años a cuestas, recordó que no la pasó bien en cierto momento.

“Me tocó entrar nueve veces a quirófano y todas levantarme desde cero y todos los días poner la mejor cara, pero gracias a Dios hoy tengo mi recompensa junto a todos mis compañeros y toda esta gente”, dijo en entrevista para TUDN.

¿QUÉ LE PASÓ A USTARI?

Ustari, en un instante en el que le rondó la mala suerte, al hacer un despeje hizo palanca con la pierna, provocándose él mismo una rotura del tendón rotuliano de la rodilla izquierda, y ello derivó en una larga pausa, en el quedar fuera de las canchas por mucho tiempo.

“Estuve durante un año entrenando todos los días, en doble turno, a veces con las luces del coche, porque no tenía para iluminarme, con amigos que me ayudaron a que siguiera. Por eso cuando logras objetivos, de la manera en la que nosotros los logramos, con esfuerzo y humildad, me llena de emoción”, recordó para la misma televisora.

Después del desaguisado en el añejo 2017, siendo parte de La Academia, en un duelo ante Tigres, y tras el desdén de varios equipos, logró acomodarse con el Liverpool de Uruguay, para luego retornar al balompié azteca con los de la Bella Airosa, en el Clausura 2020, de la mano del técnico Paulo Pezzolano.

HÉROE DE CAMPEONATO

El meta bonaerense recordó que, después de merodear el colgar los guantes, debido a los diagnósticos ‘fatalistas’ de los especialistas, pudo levantarse, cumplirle una promesa a su chaval, y de paso ser monarca en el futbol charrúa, que fue donde encontró cobijo.

“Le prometí a mi hijo que iba a entrar a una cancha con él, eso hizo que fuera a Uruguay, con un club súper modesto y tener la suerte, esa cosa que siempre digo que Dios aprieta, pero no ahorca, un club que nunca había salido Campeón, me toca atajar el penalti que le da el título por primera vez en la historia del club”.