Pablo Hernán Gómez, el tuzo que se convirtió en leyenda prematura
El delantero argentino falleció en un accidente de carretera en enero del 2001 poco después de darle al Pachuca el primer título en su historia.
Recordado por su número 20 en la espalda, su velocidad y el poco pelo, Pablo Hernán Gómez fue una de las primeras figuras del Pachuca que logró mantenerse Primera División y pronto consiguió el primer título en la historia del club en el Invierno 1999. Sin embargo un accidente carretero terminó con la vida del delantero argentino, quien cuando aún con mucho por dar, con 23 años de edad, se convirtió en leyenda prematura.
El 28 de enero del 2001, cuando el Torneo Verano se encontraba jugando, el jugador sudamericano tuvo que hacer un viaje a San Luis Potosí para tratar un tema personal. A su regreso por la carretera de Ixmiquilpan, ya el 29 de enero, perdió la vida en un percance automovilístico, donde también falleció su esposa.
Sus dos hijos fueron rescatados con vida. Pablo Leandro, su hijo mayor que hoy es futbolista profesional con los Cimarrones de Sonora y en ese momento solo tenía dos años, no recuerda los goles de su papá, pero gracias a los videos, periódicos y fotografías que tanto el club como su familia mantienen, ha logrado dimensionar lo que significó su padre para la institución blanquiazul.
Los recuerdos de su hijo Pablo
“Como hijo estoy orgulloso por lo que fue, por lo que hizo. Fue su temporada ideal esa con Pachuca que gracias a Dios termino con el campeonato. Fue un jugador clave como varios. Para el club fue un orgullo, ya que fue el primer título y de ahí para adelante Pachuca es lo que es hoy en día”, dijo Pablo Leandro en entrevista telefónica para Mediotiempo.
“Cada vez que me lo recuerdan veo muchas fotos, cada que voy a la Universidad del Futbol; que hayan retirado su número fue muy importante porque eso habla de que hizo las cosas muy bien, es muy querido por la gente y por el club”.
Pablo Jr. usó el número 20 cuando debutó en Primera División con el Puebla el 15 de marzo del 2019 y actualmente también lo lleva con el plantel de Cimarrones del Ascenso MX. Además, guarda cosas personales de su padre, como camisetas y un par de zapatos con los que jugó en el Pachuca.
Los restos de Hernán Gómez fueron velados en el recién construido Estadio Hidalgo, que en ese año todavía se veía como una construcción en obra negra. Por esa cancha se recuerda la imagen de Miguel Calero, hoy también fallecido, y un joven Paul Aguilar cargando el féretro del jugador argentino.
Fueron solo dos años jugando con el cuadro hidalguense, pero eso bastó para que la institución retirara por algunos años su tradicional número 20, ese con el que marcó dos goles en el Estadio Nemesio Diez para eliminar al poderoso Toluca y llegar a las Semifinales donde posteriormente dejaron en el camino al Atlas, una vez más con un doblete del número 20, para luego vencer en la Final a Cruz Azul.
“Fue un madrazo seco para el equipo”, declaró entonces Javier Aguirre, quien dirigía al plantel hidalguense, que volvería a salir campeón 11 meses más tarde al frente del Pachuca, ganándole la final del Invierno 2001 a los Tigres en el Volcán, dedicándole el título a Pablo Hernán.