Cruz Azul sufrió como nunca, pero eliminó a Rayados y tendrá su Final contra América

Rayados de Monterrey se metió al Estadio Azul a morir como los grandes ante un Cruz Azul que sufrió hasta el último segundo, pero finalmente triunfó en las Semifinales del Clausura 2024 y se metió a la gran Final del torneo ante su más acérrimo rival… el América.

Fue un partido que tuvo a todos los aficionados expectantes hasta el último momento y todo gracias al coraje que le puso Rayados para intentar remontar el 1-0 de la Ida. Al final solo le alcanzó para un agónico triunfo 2-1 que dejó un marcador global 2-2 que le dio el pase a los cementeros.

El romance de Cruz Azul con su afición se vio reflejado en el primer gol del partido luego de un largo sufrimiento en el partido donde Kevin Mier había sido el héroe con dos atajadas. Así llegó el gol de Ángel Sepúlveda tras un pase de Rodrigo Huescas para el 1-0.

Parecía que la noche era completamente Azul, en especial porque el gol del Cuate llegó justo cuando tiene los 33 años y de inmediato la cábala cementera se activó, pues el delantero no anotaba desde enero.

Y sí parecía la noche completa para Cruz Azul, pero vinieron los errores defensivos que dejaron dos goles en contra de Germán Berterame, primero al 67’ y luego al 73’, que pusieron a sufrir a los aficionados cementeros.

Berterame respondió al gol de Sepúlveda terminando una jugada de Rayados en el área. Después aprovechó un pase filtrado para vencer a Mier y fusilarlo para el 1-2 en el marcador.

Anselmi decidió no guardar nada, no le importó las formas ni tampoco respetar su estilo. Mandó a la cancha a Willer Ditta pese a que el defensa no estaba al 100 por ciento por molestias musculares. También envió al campo a Camilo Cándido y sacó a Rotondi que lucía fundido y daba muchas facilidades en la lateral izquierda.

Cruz Azul jugaba con una línea de seis defensores y cuatro mediocampistas que presionaban a Rayados. Solo así frenaron el huracán que eran los regios a la hora de atacar, aunque eso no contuvo sus oportunidades.

En las bancas tanto Tano Ortiz como Anselmi eran un manojo de nervios cada uno gritando y dirigiendo lo que se podía, pero la jugada era la misma una y otra vez, centros al área en espera de un remate milagroso o una salvada de Final.