El PSG se coronó en la Ligue 1 de Francia, tras empate con Estrasburgo en la Jornada 37: 1-1

Con un insípido resultado, y gol de Leo Messi a pase de Mbappé, el cuadro parisino se quedó el título.

La Pulga había adelantado a los parisinos. Foto: (AFP)

Ya es campeón de la Ligue 1 el Paris Saint-Germain, aunque ni siquiera sea un consuelo real para el millonario proyecto parisino, ganador definitivo del torneo con una jornada de antelación por su gris empate contra el Estrasburgo, gracias a un gol de Lionel Messi.

En el minuto 58, en una de las contadas apariciones en el área del equipo parisino, en una de las esporádicas conexiones entre Mbappé y Messi, el PSG empató y aligeró el peso de la decepción, indudable tal y como ha sido su temporada. Probablemente, el último servicio de Leo, cuyo futuro apunta lejos del Parque de los Príncipes. Su decimosexto gol de la campaña.

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Le valía el empate. Por eso, el empate Kevin Gameiro en tres minutos sobre el campo, tampoco provocó ningún nervio en el conjunto parisino. Ni tampoco una ofensiva. Ninguna inquietud, consciente de que su triunfo final era una cuestión de tiempo.

El partido fue práctico del PSG. Ni se exigió en exceso. Ni se sintió apuradísimo. Sólo esperó la inercia que lo dirigió al título. No se inmutó con los goles a la misma hora del Lens, que vencía al descanso por 3-0. Al líder entonces, campeón después, le bastaba el empate, por más que su fútbol fuera una secuencia de pases tan previsible, tan lenta en su transición, tan anodina, conforme con lo que sucedía en el terreno, sin plantearse ir mucho más allá.

En más de 20 minutos, el grupo de Galtier no había tirado a portería. Ni fuera ni dentro ni entre los tres palos. Su adversario, ya está salvado pese a la derrota, lo había hecho cinco veces, dentro del despliegue ofensivo que promovía su firme defensa, inabordable por entonces para Mbappe, Messi y compañía, atascados en el 0-0. Era suficiente.

No hizo más méritos ofensivos en el primer tiempo que una volea de Renato Sanches, a la que respondió Sels ya al borde de la media hora, y un lanzamiento de falta directo fuera de Messi. Su rival sí había sido más incisivo. Incluso reclamó un penalti o asustó en un par de ocasiones a la estructura del PSG, expuesta demasiado vulnerable más allá de sus bajas.

Diallo, el atacante local, tiró las mismas veces en el primer acto, cuatro, una de ellos al poste, que todo el equipo parisino. Pero la diferencia estuvo ahí. En el ataque. La confirmación, al borde de la hora: Mbappe controló un balón largo, la dejó pegada a su pie, la bajó al suelo, aguantó la aparición dentro del área de Messi y el argentino hizo el resto, el siguiente control en carrera y el tiro con la izquierda con el que desniveló el encuentro (0-1).

Ni más ni menos para el PSG, que ni siquiera logró la victoria este sábado, empatado de pronto por Kevin Gameiro. Mbappe tuvo el triunfo. Tampoco acertó. No alteró un empate tan satisfactorio para los dos. Pero también tan triste como el final de curso del equipo parisino, un campeón y una temporada por debajo de las expectativas. La Ligue 1 no parece un consuelo.​


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