La patada de Schumacher a Battiston se hubiera castigado con el VAR

Era el Mundial de España 1982, con Francia y la Alemania Federal como rivales en Semifinales. Al minuto 62, Patrick Battiston fue derribado con fuerza y sin consideración por el portero alemán Harald Schumacher para dejar como estampa una de las jugadas más arteras y polémicas, que habría tenido otro desenlace si hubiera existido el VAR .

"Platini me pasa el balón y pensé 'eso es para mí y voy solo'. De repente veo algo negro que se acerca hacia mí, no tuve tiempo de quitarme y de ahí ya no me acuerdo de nada", fueron las palabras del francés sobre aquella “patada voladora”.

Aquel episodio quedó grabado en la mente de miles de aficionados, así como de los jugadores franceses y alemanes que se disputaban el pase a la Final de la Copa del Mundo. Battiston es el único que no recuerda nada.

"Comencé a calentar. El ambiente en el estadio era excepcional pero no oía nada, era como si estuviera solo. Me llama Michel Hidalgo y comienzo a quitarme la ropa. Entré al campo, era como si flotara. Tenía la sensación de que no estaba jugando la semifinal de un Mundial", comentó Battiston hace un par de décadas en una entrevista para una televisora francesa.

La agresión incluyó un fuerte golpe con la cadera, según lo explicó el mismo Schumacher, quien años después reconoció la falta. El portero alemán se adelantó para cortar el avance del francés, quien iba sin marca. De repente, el guardameta se eleva y con las rodillas de frente da un medio giro para derribar con la cadera al jugador rival.

Battiston fue trasladado a un hospital en donde el diagnóstico fue una contusión cerebral, la rotura de dos dientes y una vértebra. Charles Corver, el árbitro holandés asignado para ese cotejo no marcó ni la falta. El juego terminó con unos franceses que se debatían entre el coraje por el trabajo arbitral, la acción del portero rival y seguir un partido que alargaron hasta la tanda de penales en donde cayeron en la muerte súbita.

SI HUBIERA EXISTIDO EL VAR...

A 38 años de aquel episodio, cuando el futbol se jugaba con balones que apenas comenzaban a contar con tecnología y los jugadores vestían shorts cortos, el videoarbitraje hubiera sido el consuelo de una Francia que quizás humillaría a la Alemania Federal.

Mientras Battiston era atendido, el árbitro recibiría la señal de un posible penal. Al ver la repetición, el holandés se percataría de un penal claro y la expulsión del arquero por ser culpable de "juego brusco grave".

Con el partido 1-1, la pena máxima significaría una alta probabilidad del 2-1 a favor de los franceses. La historia de ese Mundial hubiera sido muy diferente en lugar de ver la Final entre Italia y Alemania con la Azzurri como campeona.​​

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