Avispones de Chilpancingo, los olvidados del ataque en Iguala
El 26 de septiembre de 2014, aunado a la desaparición forzada de los 43, un equipo de tercera división profesional vivió su propio infierno
En el marco de la primera década que recuerda la desaparición forzada de los 43 alumnos de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa Raúl Isidro Burgos, la plataforma MAX estrenó una serie documental donde reviven, narran y explican algunas de las investigaciones con protagonistas y sobrevivientes de aquella noche del 26 de septiembre de 2014 en Iguala.
Dicha entrega, además de brindar testimonios valiosos por parte de autoridades, investigadores, periodistas y protagonistas, toca también un atentado que, a la par, sufrió el otrora equipo de Tercera División del futbol mexicano, los Avispones de Chilpancingo, que aquella noche de viernes, viajaba a bordo de un autobús que fue interceptado y baleado por, presuntamente, elementos de seguridad, dejando como saldo, a por lo menos seis heridos, dos fallecidos y una docente muerta que viajaba en un taxi cercano al lugar del siniestro.
¿Cómo fue el ataque a los Avispones de Chilpancingo?
El viernes 26 de septiembre de 2014, el conjunto de Tercera División se encontraba de vuelta a la capital del estado después de haber disputado un partido de la categoría ante su similar de Iguala, en el cual obtuvieron un triunfo por lo que habían decidido celebrar comiendo tacos en el centro de Iguala; sin embargo, al enterarse de la ola de violencia que se había desatado en la zona, decidieron cancelar el festejo.
Fue a las 23:20 horas, cuando el autobús que circulaba a la altura del municipio de Santa Teresa, fue interceptado por presuntamente policías municipales y atacado con metralletas, lo que causó que el vehículo quedara varado a la orilla de la carretera.
“Empiezan a entrar ráfagas de metralleta en el camión se acercaron y nos empezaron a gritar que abriéramos la puerta. El preparador físico les decía ‘Somos un equipo de futbol, somos los Avispones de Chilpancingo, venimos puros jóvenes’ y ellos decían que no les importaba, que de todos modos nos iban a matar”, revivió Miguel Ángel Ríos, sobreviviente del ataque y uno de los heridos.
Miguel Ángel, que como pudo logró caminar sobre la carretera hasta un punto donde su celular captó la señal telefónica, narra haber recibido al menos un par de impactos de bala, recuerda que el más grave fue uno a la altura del abdomen y logró comunicarse con su padre, quien se encontraba de camino a Iguala y pudo reaccionar a tiempo, lo que evitó que las lesiones fueran fatales.
“Le digo ‘¿cómo te sientes?’ y me dijo, ‘no papá, lo que me duele es esto’, se levantó la camisa y tenía como floreado la grasa de fuera, un montón de sangre, y lo que hice fue levantarlo, no sé de dónde saqué tanta fuerza para levantarlo. Cuando lo quise meter a la camioneta todavía me dijo, ‘no, papá, te voy a manchar la camioneta’, pero pues que me iba a importar”, recordó Miguel Ríos, padre del futbolista.
El jugador, prácticamente agonizando, fue llevado a por lo menos dos hospitales donde le negaron la atención, hasta un último donde su padre se metió a empujones y obligó a una doctora a atenderlo, esa médico era madre de un jugador del equipo de Iguala, con que el que se habían enfrentado horas antes y que ayudó a sensibilizar la situación. Lograron estabilizarlo hasta que llegó un grupo de especialistas para salvarle la vida.
¿Por qué atacaron a los Avispones de Chilpancingo?
El documental relata que el camión que transportaba al equipo juvenil tenía características muy similares a la de los autobuses que partieron de Ayotzinapa con un grupo de estudiantes, los cuales ya habían sido emboscados pero que generó confusión entre los agresores, quienes sin mediar palabra abrieron fuego y que finalmente, al percatarse del error, los abandonaron expresando un frío “ya la cagamos”.
Víctimas de los Avispones, los olvidados de Iguala
En el autobús viajaba también un niño de 14 años llamado David Josué García Evangelista, quien ya se encontraba sin vida cuando las ambulancias llegaron al lugar del ataque. David o ‘El Zurdito’ como se le conocía por su habilidad con la pierna izquierda fue el único futbolista que no sobrevivió aquella noche.
A 10 años de su partida, Roberta Evangelista, madre de David, clama por justicia y considera que el caso de los Avispones ha quedado relevado cuando también forman parte de la misma tragedia de los 43 de Ayotzinapa.
“El ataque de los Avispones considero que ha pasado a un segundo plano de lo sucedido con los normalistas, lo llaman daños colaterales, pero sufrimos también ese ataque y no nos han dado esa importancia que debemos de tener porque también pertenecemos al mismo suceso. Como madre siempre me dolerá haber perdido a mi hijo”, dijo.
¿Qué fue de los Avispones de Chilpancingo?
El club que tuvo su origen en Acapulco en la década de los 80 y que posteriormente fue mudado a la capital de Guerrero, logró sobreponerse de aquella fatídica noche de 2014.
Apenas en 2022, ocho años después de la tragedia, dejó de ser equipo de Tercera División tras lograr el ascenso deportivo a la Liga Premier (Segunda División), donde actualmente militan dentro del grupo C con una cuenta de dos empates y una derrota tras tres encuentros disputados.
Tras el ataque, la Federación Mexicana de Futbol obligó a que la institución se volviera una Asociación Civil y dejara de pertenecer al gobierno.
En 2019 la tragedia volvió a sacudir a Los Avispones, cuando el cuerpo del presidente del club, Mario Iván Rodríguez, fue hallado sin vida dos días después de su desaparición.
Los Avispones, un equipo de futbol que sufrió en carne propia el terror de la violencia, ha renacido de las cenizas deportivamente hablando, aunque a 10 años de aquel episodio, sigue clamando por justicia y se niega a ser olvidado.