El operativo de control de la Femexfut tuvo fisuras: se escapó un '¡Fuera, Tata!'

El ambiente sin fanáticos pero con invitados fue una rara mezcla de estadio vacío con porras de animadores profesionales este miércoles en el Azteca.

Dos mil aficionados bastaron para poner en apuros a la Femexfut | Imago7

Si se trataba de controlar el acceso, la Federación Mexicana de Futbol también se afanó en controlar las emociones.

El México-Panamá fue el segundo partido experimental para encontrarle una solución al grito homofóbico (no por combatir la homofobia sino las multas de la FIFA) y además de que los cerca de 2 mil aficionados debieron dejar sus datos para poder ser identificados en cualquier momento, el público fue conminado a seguir las reglas de comportamiento pasional que debe caracterizar a cualquier grada durante un partido en vivo.

Se trató de una rara mezcla de ambiente de estadio vacío con esporádicas porras que pedían algunos aplaudidores profesionales esparcidos de pie en varias de las escaleras del primer piso del inmueble. Con altavoz en mano, arengaban a los invitados a gritar "¡México, México!" cómo porra genérica, o bien un "¡Ochoa, Ochoa!" después de que el portero mexicano acunaba entre los brazos un balón sencillo que había salido con poca fuerza de algún zapato panameño.

Como con ánimo suicida, la Femexfut diseñó un protocolo en cada saque del portero rival en el que las pantallas se iluminaban con un "eeeehhh..." para que la gente complementara el grito con la palabra México.

Respetuosa de la petición, la afición prefería no meterse en problemas porque cada sector de butacas ocupadas, para lo cual solo se abrió la planta baja, estaba vigilada no solo por policías de la Secretaria de Seguridad Pública sino también por jóvenes de una empresa de seguridad privada.

A pesar del estructurado plan para controlar las ansias de los invitados, no faltó a quien se le saliera un ¡pégale! ¡ármala! e incluso altisonantes ¡no mames! a todas luces fuera de lugar.

Como sucedió en el partido ante Costa Rica del domingo pasado, las dos mil personas fueron en su mayoría invitados de la Femexfut, invitados de los patrocinadores de la Selección o familiares y amigos de los jugadores, quienes debieron registrar su boleto en un sistema de la página web del Tricolor, que solicitaba nombre, correo electrónico, teléfono y foto de identificación oficial, además de una selfie. Un engorroso trámite que estará verdaderamente a prueba cuando se trate de un partido a puerta abierta con, por ejemplo, 60 mil personas.

A pesar de ello, afuera del Azteca hubo decenas de revendedores que preguntaban por boletos sobrantes o faltantes, ofreciendo algunas entradas hasta con "alimentos y bebidas" porque algunas de las pocas secciones abiertas eran las lounge.

El operativo en general fue casi un éxito, de no ser porque aun tras el 1-0 por el penal de Raúl Jiménez, a escasos cinco minutos del final de nuevo se escuchó un tenue pero significativo "¡Fuera, Tata!", aun cuando Raúl Jiménez terminó la celebración de su gol yendo hasta la banca para abrazar a Gerardo Martino.

Aun cuando el grito contra el Tata fue un poco más sonoro antes del silbatazo final, el coro fue combatido por algunos de los animadores con altavoz coreando el tradicional y añejo Chiquitibum a la bim bom ba.


NOTAS MÁS VISTAS