Inter reforzó su liderato de la Serie A tras vencer 2-1 de visita a la Atalanta
Hakan Çalhanoglu y Lautaro Martínez firmaron los dos goles con el que Inter sumó su victoria número nueve.
Ganador de cada uno de sus cinco partidos como visitante, el Inter reforzó su liderato de la Serie A con una victoria de altura en un terreno de suma exigencia, el estadio Gewiss de Bérgamo, donde superó al Atalanta con un discutido penalti, un golazo de Lautaro Martínez y una parada en el tramo final de Yann Sommer para trasladar la presión a sus rivales directos (2-1).
A la espera del desarrollo del resto de la jornada, por ejemplo, son cinco puntos de ventaja sobre el segundo de la tabla, el Juventus, que visita este domingo al Fiorentina, pero, sobre todo, son la demostración de la firmeza del líder, que ha ganado nueve de sus once retos en este curso en el campeonato italiano, con cuatro triunfos en sus últimas cinco citas.
No es fácil ganar en Bérgamo. No había perdido el Atalanta en todo este curso en su campo. Ni en la Serie A ni en la Europa League. De hecho, ni siquiera había encajado un solo tanto ante su público, hasta este sábado, hasta la visita del Inter, que no ganaba allí desde 2018 y que tan solo ha vencido en sus visita a ese rival en cuatro de sus últimos 24 duelos ahí.
Sin apariciones apenas todo el primer tiempo de Thuram y Lautaro Martínez, inofensivo el Inter, replegado a la espera del Atalanta, un penalti aclaró su horizonte. Discutida y discutible la pena máxima, porque Darmian iba muy apurado, porque la jugada pareció más fortuita, propia de la inercia de la acción, y porque la pelota ya se escapaba por la línea de fondo, al menos en esa dirección, cuando Juan Musso derribó al jugador visitante.
El árbitro, Simone Sozza, lo señaló de inmediato. El VAR no lo rectificó. Hubo contacto. Sin duda. El problema es el momento en que hubo tal fricción. Si tenía trascendencia o no en el desenlace de la jugada, si es que seguía en marcha. La pena máxima la lanzó Çalhanoglu. No dio ninguna opción a Musso. Su impecable derechazo, potente, ajustado, fue inalcanzable.
Darmian había entrado ocho minutos antes al campo, como el cambio de Benjamin Pavard. El futbolista internacional francés se dañó la rodilla izquierda en un choque. Atendido sobre el césped durante unos minutos, primero se tumbó, inmovilizado, en la camilla para retirarse del terreno de juego; después decidió salir por su propio pie. Fue sustituido. Las pruebas médicas determinarán el alcance exacto de la dolencia. Parece sólo un golpe.
El 0-1 fue un punto de inflexión. El crecimiento del Inter desde entonces en adelante fue constante. Repuntado sobre el terreno, Çalhanoglu aún tentó el 0-2 antes del primer tiempo, con un zapatazo al que respondió Musso. Una evidencia. Todo había cambiado. Para el Inter, mucho mejor, y para el Atalanta, cuyo dominio pasó a la historia, tanto como su ocasión de Ruggeri tiempo antes fue simplemente una anécdota ya en el encuentro.
La reanudación reforzó aún más al líder de la Serie A. El partido ya fue suyo de forma indudable, mucho más presente en ataque, mucho más firme en defensa, insistente en su ofensiva, con la participación mucho más visible de Lautaro Martínez. Y cuando el argentino entra en juego casi siempre sucede algo. Su primer cabezazo fue gol, anulado por fuera de juego. Su siguiente acción fue un golazo: el 0-2 con el que el Inter agrandó la diferencia.
No fue la sentencia, porque el propio Inter entregó el 1-2. En concreto, Di Marco, que aguantó la pelota, que se venció al suelo, quizá por el agarrón de Lookman, quizá no. El balón se lo llevó su rival, que centró al área para el remate a placer de Scamacca, para el 1-2, para reanimar un duelo al que aún le quedaba más de media hora. Es un mundo.
Lo sintió el Inter, que aguantó -realmente sin demasiados sobresaltos- la ofensiva del Atalanta con nada más una parada salvadora de Yann Sommer y que, incluso, dispuso de la opción del 1-3, en una jugada de Alexis Sánchez. Al borde del final, Toloi fue expulsado en los locales por doble amarilla, al cortar otro ataque prometedor de un líder reafirmado.