Un tiburón le arrancó brazo y pierna derecha; hoy es atleta Paralímpico y medallista
Los Juegos Paralímpicos regalan historias de superación espectaculares, por eso te compartimos lo del nadador francés Laurent Chardard.
Un tiburón, un agujero en una red y un momento que le cambió la vida. Así se originó la historia de Laurent Chardard, francés que hoy compite de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020 pero que hasta hace cinco años llevaba una vida "normal", sin saber que un encuentro con el animal más peligroso del océano lo marcaría para siempre.
El tiburón que mutiló a Laurent Chardard
El 27 de agosto del 2016, este nadador francés practicaba bodyboard cuando fue atacado por un tiburón bulldog. Pese a que la playa contaba con una red para proteger a los vacacionistas, el alto oleaje y desgaste de la red, aunado al embiste del animal, provocaron un agujero de dos metros de diámetro por el que pudo atravesar y acechar a Chardard.
"De repente vi una masa marrón grisácea, típica de un tiburón bulldog (tiburón Zambezi), que venía de abajo. Logré soltarme golpeándolo con la mano izquierda. Dicen que hay que golpear las branquias, pero no tengo ni idea de dónde le di, probablemente en la boca. Gracias a eso, se soltó y pude volver a subirme a la tabla", recordó hace un tiempo Chardard.
El daño estaba hecho, el tiburón le arrancó el brazo y la pierna derecha; ya en el hospital le amputaron la extremidad superior prácticamente hasta el hombro, mientras que la inferior a la altura de la rodilla.
Chardard, de casi morir a los Paralímpicos
La pronta atención de guardacostas y el traslado al hospital salvaron la vida de Laurent Chardard, quien pese a lo traumático del episodio vivido se prometió volver al agua ya no solo como pasatiempo, sino en forma para buscar representar a Francia en unos Juegos Paralímpicos, sueño que cumplió en Tokio 2020.
Con una medalla de Plata en su haber en los Campeonatos Mundiales de Paranatación del 2019, Chardard compitió de dos pruebas en estos Juegos; si bien no pudo colgarse alguna presea, el premio más grande sin duda es haber sobrevivido a la muerte en las fauces de un tiburón para ahora ser de los mejores nadadores en su país.
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