Ciclón Ramírez Jr. agradece a la lucha libre: ‘Me rescató en mi etapa de alcoholismo’
El luchador capitalino, quien pudo jugar para el Atlas, aunque esa es otra historia, asegura que cuando parecía tocar fondo, se apareció un ring en su vida.
El Sin Máscaras, precisamente revelador de historias detrás de una capucha, pues los protagonistas se despojan y hablan a corazón abierto, otra vez fue la ventana para que un luchador que hoy brilla con mucha fuerza en el ámbito independiente, se abriera de capa.
Héroe de carne y hueso, pero sobre todo un tipo mortal como cualquier otro, y porque de pronto la vida es así, una llena de pruebas, Ciclón Ramírez Jr. comparte acerca de ese bálsamo que pudo ser la lucha libre cuando parecía caer en un tobogán tenebroso.
Sin miramientos, abierto, frontal, pero con el semblante lleno de orgullo, el continuador de la leyenda lanza que luego de andar en malos pasos, y como si fuera un capítulo de la famosa emisión La Rosa de Guadalupe, sintió ese aire esperanzador que le hizo cambiar el rumbo, por lo que hoy sólo mira de reojo aquel mal rato que, de cualquier forma, asegura tuvo que experimentar.
“Yo no creía en esto, decía esto no es de verdad, no se pegan, decía que era farsa; estábamos en pasos medio malos, agarrando la copa de más, y hasta que cansé a mi señor padre y me dice que haga algo de provecho, me invita a un gimnasio a hacer pesas, me pidió que dejara de andar en cosas malas.
“Les platico que es como la rosa de Guadalupe, porque en ese gimnasio al que yo iba, había una puerta y un sitio al que no podía entrar gente ajena a este deporte, uno estaba haciendo pesas, y de pronto se escuchaba mucho ruido, golpes, y quieras o no era como: ‘qué hay ahí’, a mí siempre me ha gustado el chisme, ya fui y me asomé, abro la puertita, y había un cuadrilátero, y en él unos compañeros que estaban entrenando, haciendo ejercicios de lucha aérea, y la verdad es que sí fue amor a primera vista, porque así lo vi, me llamó mucho la atención y me enamoré de ese deporte en ese momento, y ahora 18 años después, estamos aquí sentados”.
Y puntualizando sobre aquella etapa de destrampe, sin tomarlo como justificación, cuenta que el mismo entorno en el que se desenvolvía le fue facilitando una actitud que llegó el momento en que ya no le era grata.
“Era mesero en los antros, trabajé mucho tiempo en el medio nocturno, y quieras o no, te vas induciendo, pues es el medio que te mueve, aunque lo agarré de más, y es cuando empiezan los problemas”.
¿Cómo es que se convierte en Ciclón Ramírez Jr.?
Ciclón, un tipo de buena y amena labia, y dejando atrás la raíz de todo, ahora se refiere al vitamínico que resultó el pancracio, y en el aspecto amable hace el recuento de cómo fue su incursión al deporte de los costalazos, uno que pareciera, era nato en él.
“Se trabajó mucho, la gente que sabe de lucha sabe que está el señor Celso Reyes Dasa, quien encarna al primer Ciclón Ramírez, el que le da lustro a ese nombre, y por circunstancias de la vida, se cruza en mi camino, y me da la oportunidad de seguir con su trayectoria, encarnar en una segunda generación a este personaje, y la verdad es que, trabajando mucho antes de tenerlo, y tratando de demostrar que no se quedará ahí, es que ha sido este recorrido.
“Fue algo muy sorprendente, entrené la primera vez con el señor Huracán Ramírez, el actual, mi papá es luchador también, y en algún momento lo acompañé a sus entrenamientos, y creo que se te queda algo de lo que viste; llego al gimnasio, entreno, y siempre es como que, el que va empezando, va hasta atrás, el más maleta, porque no sabe, y de pronto fue la sorpresa de que todo lo que hacían, aunque no lo completaba a la perfección, pero ya sabía hacerlo, incluso el profesor me preguntó que cuanto tiempo lo tenía practicando, y me dijo que lo traía en la sangre y que había que aprovecharlo”.
¿Con cuál personaje luchó antes?
Como suele pasar en la mayoría de relatos, en que siempre hubo un mote antes de llegar al actual, al bueno, habla respecto a esa primera pinta que mostró arriba de un ensogado.
“Me tocó trabajar mucho, picar piedra, estuve trabajando algún tiempo con el nombre de Príncipe Azteca, alrededor de unos cinco años, y se me cruzó en el camino el señor Ciclón, me vio bien, y me dio el personaje; la oportunidad fue que me dejó desenvolverme como soy, fue muy padre, una fusión muy buena, tengo el estilo de luchador clásico, un poco más juvenil, pero también volador”.
Muy cerca de ser rojinegro
Con aquella ilusión de cualquier niño, pues parece que eso de ser futbolista es una calca en todas las hojas de planes, revela que pudo tal vez llegar a Primera División, aunque las actividades de sus padres no le permitieron validar aquel sueño en sus amaneceres.
“Hice las pruebas para jugar con el Atlas, y me había quedado, la primera vez que las hice no estaba mi categoría, me faltaba un año, pero me quedé, el siguiente año fui otra vez, y tenía que estar tu papá para que firmara el contrato, te tenías que ir a Guadalajara, habíamos quedado cuatro de 500, un portero, un medio, también jugaba de medio, tenía como 11 años, pero no se dio que alguien pudiera acompañarme, y luego se me atravesó una caguama en el camino”.
Del escepticismo al amor incondicional
Arengando aquella bandera de que este nicho es uno irreal, en el que todo es ‘show’ y ‘teatro’, Ciclón Ramírez Jr. acepta que desde la barrera veía los toros con otros ojos, pero cuando su mira se desnubló, el idilio fue inquebrantable.
“Mi papá luchaba como El Espectro, siempre supimos que era luchador, a veces nos llevaba, porque mi mamá también trabajaba, pero a pesar de eso, yo decía que eso no era de a ‘devis’, pero después te das cuenta, con el amor que le vas poniendo, que esto no es tan fácil, y que no es nada más de ponerte la máscara y subirte al ring”.
¿Qué es Sin Máscaras?
Sin Máscaras es un programa dedicado a la lucha libre, un deporte icónico de la gran nación mexicana. La tradición del pancracio es contada por los protagonistas, con entrevistas en las que puedes conocer más de tu luchador favorito. Esta emisión la puedes seguir en las plataformas digitales de Multimedios; una pieza en la que participan en sinergia Milenio La Afición y mediotiempo, la propiedad deportiva digital número uno de México.
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