Maligna desde niña soñó con ser parte del Consejo Mundial de Lucha Libre

De estirpe luchística, la esteta norteña comenzó a entrenar desde los 14 años, siempre con el arropo de su padre, Chavo Lomelí, quien es su ídolo y gran inspiración.

Maligna posa para la lente de Sin Máscaras | Tonatiuh Guerra

Todos en la familia, y como una tradición, decidieron probar en una disciplina que es cultura en México, y la pequeña del Chavo Lomelí, tampoco pudo ser ajena a todo este misticismo, y entonces se decidió a tomar también la alternativa como luchadora.

Y es que lo de Maligna, como muchas historias del tipo, comenzó desde esos amaneceres, porque aun con la conciencia más bien frágil, siempre se mostró como una niña entrona, recia y que prefería jugar con varones, porque entendía que su condición no era tan amable para otras chavitas.

Zandokan Jr., el luchador que casi sufre un atentado en el ring


Sabedora de esa pinta que siempre mostró, cuenta que entonces, con 14 años a cuestas, decidió darle la mejor noticia al jefe del hogar, porque éste, como alguien inmerso en el pancracio, enseguida palomeó que su princesa decidiera seguir sus pasos.

No así su mamá, pues revela en entrevista para Sin Máscaras, que ella, al principio, sí pudo lanzar el grito al cielo, pues no le pareció que su hija optara por ser gladiadora, aunque después el tiempo la hizo darle ese espaldarazo tan necesario para ella.

“Vengo de una familia que se dedica la lucha libre, soy parte de la dinastía de Los Hermanos Diablo, originaria de Saltillo, Coahuila, somos alrededor de 16 o 17 luchadores; por parte de la familia de mi papá, por parte de mi mamá sólo es mi abuelo y una tía, pero mi abuelo tiene una Arena que se llama Obreros del Progreso, y de ahí es de donde nace mi amor, ya que toda mi vida he estado en este deporte.
“Desde niña siempre fui muy tosca para jugar, muy brusca, siempre me hallé más a jugar con los niños, porque las niñas eran muy delicadas, y yo siempre fui fuerte, a los 13 o 14 años es cuando me decido empezar a entrenar lucha, pero mi mamá no quería, soy hija mujer única y me quería tratar como una princesa, y cosas así, pero yo siempre quise como todos los niños, andar con máscara, acompañaba a mi papá a todas las funciones, pero mi mamá no quería que fuera luchadora hasta que ya a los 14 fue como un regalo de cumpleaños que me permitieran entrenar, pero me pusieron el entrenamiento de mi vida, que al otro día no me podía ni parar, con temperatura, vomitando, me sentía súper mal, y fue como la prueba si es cierto que me gustaba; era hasta aquí va a querer llegar o al día siguiente era entrenar otra vez, llegué de la secundaria y mi papá dice que ya se iba a entrenar, que si iba ir, y le dije que sí; mi mamá insistía en que no, pues me sentía mal, pero yo le dije que se me iba a quitar”.

Incluso, comparte que desde muy chica ya soñaba con pertenecer al Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL), porque para ella siempre ha sido la empresa más importante, la más representativa del país.

Desde los seis años yo decía que quería pertenecer a esta empresa. El Consejo, digan lo que digan, es la mejor empresa, es el top, pisar la Arena México, una Coliseo, aparecer en una cartelera”.

¿Cómo fue su estreno en la lucha libre?

Luego de trabajar, practicar, perfeccionar e ir evolucionando su estilo, le tocó el añorado debut y, aunque lanza que sí era un mar de nervios, al final todo resultó bien, y hasta recibió el reconocimiento del público que pudo ser testigo de esa, su primera vez.

“Debuté en Pachuca un 14 de febrero, y estuvo muy interesante, me sentía muy nerviosa porque la gente era muy estricta, muy exigente, obviamente como cualquier aficionado que paga un boleto, y yo tenía los nervios de que era mi primera lucha, con la presión de toda la gente, aunque todo resultó bien, después la gente me felicitó”.

Y cuenta que su madre, quien primero estaba renuente, cuando la pudo ver en acción arriba del cuadrilátero, también decidió subirle el pulgar en señal de aprobación.

“Después de que me vio arriba de un ring cambiaron todas sus expectativas, viajamos a Ciudad de México, todo esto lo hicimos en grupo, nos venimos porque yo tengo un niño y una niña, en ese entonces mi hijo tenía cuatro años y cuando decido viajar era de que venía a lo que quería, aunque regreso, y mi mamá después me apoyó cuidando a mi niño, ella se vino conmigo”.

¿Quiénes fueron sus profesores?

De una zona que es de buenos estetas, Maligna comparte respecto a quienes fueron sus profesores, los que le enseñaron las bases, pero además las suertes que hacen de estos personajes atletas de alto rendimiento.

“En Saltillo, mi tío Green Demon, mi papá, Chavo Lomelí, mi tío Latino, pues toda mi familia, mi tía Lady Star, mi tía Gatubela, Tony Salazar, El Gladiador y ahora con Último Guerrero y Virus”.

¿Por qué Maligna?

Acerca del personaje, explica que es herencia de su papá, quien al final fue quien siempre la apoyó en este sueño de ser parte de toda esta parafernalia.

“Mi papá siempre me apoyó en todo, y cuando se da que digo que quiero entrenar lucha, pues fascinado, él en sus inicios llevó el nombre de Maligno, y por eso es que yo me llamo Maligna; cuando estamos eligiendo nombres surgieron otros que yo sentía que no iban conmigo, con mi personalidad, mi papá me comenta que en sus inicios él se llamaba Maligno, y me dice, ‘por qué no te llamas Maligna’, la verdad es que desde la primera vez que lo escuché me fascinó, me quedaba perfecto y me gustó”.

¿Qué es Sin Máscaras?

Sin Máscaras es un programa dedicado a la lucha libre, un deporte icónico de la gran nación mexicana. La tradición del pancracio es contada por los protagonistas, con entrevistas en las que puedes conocer más de tu luchador favorito. Esta emisión la puedes seguir en las plataformas digitales de Multimedios; una pieza en la que participan en sinergia Milenio La Afición y mediotiempo, la propiedad deportiva digital número uno de México.

Sin Máscaras | Zandokan Jr.



  • Rodrigo Mojica
NOTAS MÁS VISTAS