Luchadores que fueron asesinados; La Parkita y Espectrito, el caso más sonado
El pancracio nacional rubricó capítulos de decesos de estetas que rondaron la fatalidad, como el del Hijo de Cien Caras
Una noche de copas, de convivencia entre hermanos en Garibaldi, terminó en fatalidad, pues La Parkita y El Espectrito Jr., en la cúspide de su carrera en los cuadriláteros, se toparon con las personas erróneas, con sus asesinas.
Departiendo con música y alcohol, los luchadores minis decidieron contratar a mujeres ya instalados en un hotel, y fueron ellas precisamente sus verdugos, pues a partir de un modus operandi bien establecido, les quitaron la vida.
Las Goteras era el nombre con el que era conocida esta banda de féminas que, precisamente con gotas, dormían a sus víctimas para después robarlos.
Los estetas, en ese momento parte de Triple A, fueron encontrados sin vida al otro día; la intención de las delincuentes era dormir con sustancias a quienes despojarían y, en el caso de este par, les dieron gotas oftalmológicas, por lo que estaban totalmente narcotizados y fue lo que ocasionó la muerte de ambos.
Ángeles Sánchez Rueda, de 44 años, y Estela González Calva, de 65, fueron las autoras de este doble asesinato, por lo que fueron condenadas a 47 años de prisión, con un pago de 142 mil 210 pesos por la reparación de daños para los hijos de los gladiadores.
Otros asesinatos de estetas…
Mazambula, luchador oaxaqueño; Francisco Salinas personificaba a un luchador bastante llamativo, además actuaba descalzo, uno de los primeros en hacerlo.
Perdió la máscara con Dos Caras, en una batalla sangrienta e inolvidable y le arrebataron la vida en 1981, en Chiapas, cuando trabajaba como guardaespaldas.
Parte de la época romántica del pancracio nacional, Espanto I y Misterio 2; el 30 de mayo de 1968, José Eusebio Vázquez y Misterio fueron abatidos a tiros en un cabaret de Monterrey, Nuevo León.
Hay dos hipótesis, la primera, que el dueño del lugar fue quien los baleó, y la otra, que fue otro comensal quien los asesinó, luego de confundirlos con otros tipos que lo habían agredido en días anteriores.
El Gladiador, icónico en esta disciplina, quien hiciera una pareja espectacular junto al Cavernario Galindo.
Luis Ramírez ya había sufrido un atentado con arma de fuego en una cafetería de la Ciudad de México, aunque en aquella ocasión un compañero lo salvó, interponiéndose al disparo.
Sin embargo, tiempo después, en Guadalajara, Jalisco, en un restaurante cercano al hotel en donde se hospedaba, un militar, fuera de sí, ebrio y presa de los celos, lo mató de cuatro impactos de bala, pues no soportó que una de sus acompañantes le pidiera un autógrafo al ídolo.
Hijo de Cien Caras, otro a la lista
Eustacio Jiménez Ibarra, sin ser pariente de Carmelo Reyes, el auténtico Cien Caras, rentó al personaje para ser parte de este mundo de los costalazos.
Una madrugada dentro de un auto, en el que se encontraba junto a su esposa, fueron asesinados al interior del mismo, según el informe de las autoridades.
Hijo de Cien Caras era hermano de L.A. Park, sobrino de la Superparka y primo de Volador Jr.
La Fiera, en malos pasos
Arturo Casco La Fiera fue parte del boom televisivo que tuvo la lucha libre en los años noventa; con imagen osca, siempre fue un luchador que imponía respeto a los oponentes.
Tal vez por esa fama que tuvo, se descontroló, perdió el piso y se metió en el mundo de las drogas, por lo que incluso llegó a pisar la cárcel.
El 10 de septiembre de 2010 fue apuñalado hasta en cinco ocasiones en un asalto y esas heridas le provocaron la muerte, a los dos días de ser herido.
Se dice que pudo ser un ajuste de cuentas, por el mismo tema de sus adicciones.
Murió como héroe
El Dr. X, quien fue parte de las filas del Consejo Mundial de Lucha Libre (CMLL) y luego del circuito independiente, por defender a una persona en una fiesta en la alcaldía Iztapalapa, tuvo un desenlace trágico.
El rudo se metió y recibió un impactó en la cabeza, provocándole éste la muerte de manera instantánea.