Martha Villalobos ganó una fortuna en la lucha libre, pero se quedó 'sin nada' por la fiesta: 'El mariachi costaba caro'

En la historia de la lucha libre mexicana, ninguna gladiadora tuvo una repercusión tan grande como Martha Villalobos, quien con su polémica personalidad alcanzó planos insospechados, situación que lo llevó a ganar una fortuna económica que gastó a su estilo hasta "quedarse sin nada". 

Bautizada como 'La diva de la lucha libre' por el legendario Pedro "El Mago" Septién, Villalobos se abrió paso en un plano estelar que parecía reservado para los hombres, es decir, constantemente en la cabeza de funciones y con un pago de estrella que lo llevó a conocer una nueva vida, esa que iba acompañada de lujos.

Si bien en un inicio no se preocupó en demasía por lo que ganaría como luchadora, poco a poco escaló en posiciones hasta que en algún momento vio sus bolsillos llenos de dinero, por lo que tomó la decisión de alejarse de la docencia, que era su profesión, para meterse de lleno en el pancracio. 

En su momento se trató de una elección ideal, pues su vida dio un vuelco positivo que la hizo disfrutar de viajes, comida y dinero gracias al cariño que se ganó entre el público, el cual asistía muchas veces sólo por verla a ella. Sin embargo, a la par, también la hizo caer en excesos que ayudaron a quedarse en bancarrota. 

"Yo toda la vida he sido muy alegre, el mariachi costaba caro y me gustaba mucho el mariachi; sí, me gustaba beber. Ahorré poco, tuve mis negocios, casas, coches, pero al final por una maroma me quedé sin nada, porque no tuve la precaución de tener una seguridad física o social.

"Gané mucho dinero, muchísimo, pero sí era muy despilfarradora, pagaba la fiesta y era todos los días, porque viajábamos y había fiesta, regresamos y había fiesta, ganamos y también. Siempre fue fiesta", recordó Villalobos en entrevista con el podcast '¡Qué bárbaro, Magadán!'.

La lucha libre sacó a Martha Villalobos de la soledad

Si bien tenía una formación académica al grado de culminar una carrera, Villalobos encontró en los cuadriláteros una forma de lidiar con su soledad. Disfrutó lo que pudo, como quiso y no hay arrepentimiento. 

"En aquel tiempo yo fui feliz, muy, muy feliz a mi manera. Mi soledad la tapó la lucha libre, mis logros. Yo luchaba nueve veces a la semana. A mí me gustaba, primero no quería, pero me enamoré de la lucha libre. Viajar, conocer, comer, disfrutar era algo sensacional". 

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