Columna de Daniel Aceves

Simplemente, Maria Sharapova

La suspensión aplicada por la Federación Internacional de Tenis (IFT), a la bella tenista rusa Maria Sharapova, prácticamente la pone al borde al ocaso de su carrera, pese a que si bien, apenas es una mujer de 29 años, por lo que aún tendría facultades deportivas para recuperar terreno, no así para las múltiples marcas deportivas que la patrocinaban y que ya le anunciaron su cancelación. En el tema del dopaje, difícilmente un atleta del alto rendimiento vuelve a ser apoyado.

La rusa quien fue número uno del mundo durante 21 semanas, ya había sido advertida cinco veces que no podía consumir meldonium, sustancia que sirve para aumentar la resistencia y mejora el flujo sanguíneo, fármaco prohibido desde el 1 de enero de 2016.

En enero, durante su participación en el Abierto de Australia, le fue aplicado un examen antidoping que a la postre fue positivo.

Medallista olímpica de Plata en Londres e imposibilitada para participar en los Juegos de Río de Janeiro 2016, se une a una larga lista de atletas rusos que tampoco podrán asistir a la justa carioca, luego de dar positivo en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y Londres 2012, según lo anunció hace unos días el propio presidente del Comité Olímpico Internacional, el alemán Tomas Bach.

Sharapova nacida en Niagan, Rusia, fue durante 11 años la deportista femenil mejor pagada del mundo, con ganancias superiores a los 285 millones de dólares, según la revista Forbes, producto de sus contratos con marcas estadounidenses de gran renombre como Nike, quien en el 2010 renovó contrato con la tenista por 70 millones de dólares.

Como es tradicional la rusa ya anunció que apelará la suspensión ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo, por considerarla injusta. El de Maria Sharapova es el primer gran escándalo de dopaje en el mundo del tenis. La atleta en su defensa, argumentó que usó dicha sustancia para tratar su diabetes y el bajo magnesio en su cuerpo.
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