CDMX Open 2018: Víctor Estrella Burgos cambió el guante por la raqueta
El tenista ansía hacer del challenger de la capital mexicana su casa tal y como hizo con Quito
Ciudad de México /
Víctor Estrella Burgos defendió la segunda base del diamante hasta los 14 años. Su destino estaba marcado, así como el de cientos de peloteros que son producidos en serie en República Dominicana. Fue entonces que decidió aventar el guante y perseguir ese sueño que años atrás rondaba por su cabeza, ese amor por la raqueta que lo hacía diferente.
A los ocho años de edad conoció el tenis, un deporte del que se enamoró furtivamente, pues el béisbol es algo más que religión en su país. Para ello se apegó a su coraje, a esa certeza de saberse un guerrero y a esa oración a la que se encomienda cada vez que pisa una cancha.
“Quería hacer la diferencia. Quería cambiar un poco lo de mi país, todo mundo quiere jugar béisbol y jugar este deporte que me enamoró desde los 8 años. Nunca me arrepiento, yo jugué béisbol pero tomé la mejor decisión”, dijo el tenista dominicano a Mediotiempo.
Para conocer a Estrella Burgos solo hace falta mirar sus tatuajes. Un guerrero maorí en la pierna y en su torso, ese rezo al que se aferra cada vez que no halla la calma.
“Es una oración que la tengo muy presente en mi día a día y un guerrero maorí en la pierna izquierda, pues me identifico como un guerrero. La oración mezcla el poder, la paz y la sabiduría”, compartió.
El nacido en Santiago de los Caballeros se convirtió en la máxima figura del tenis en la historia de su país, en gran medida, debido a esa fortaleza mental solo vista en guerreros. En 2015 alcanzó el lugar 43 en el ranking ATP, el mejor puesto de su carrera y al que no duda en regresar.
“Todo se mide por el ranking, de vez en cuando uno pierde ranking por algún torneo que no juega, pero estuve 43 y me pasé cinco años Top 100. Mi meta es volver a esos lugares y estar adentro que es donde más se disfruta, me gusta jugar torneos grandes y dentro de los mejores del mundo, espero pronto poder regresar a mi nivel y a ese lugar”, asegura.
Con 37 años, esa meta parece difícil de ser alcanzada, por lo pronto, jugará el CDMX Open 2018 con el único objetivo de ser campeón y hacer de la capital azteca su fortaleza, tal y como lo es Quito, donde ha ganado en tres ocasiones el ATP 250 que se realiza en Ecuador.
“Es avanzar partido a partido. Espero poder ganar, así entrar a ritmo y poder ganar el torneo, creo que es la meta de cada jugador. Ojalá que sí (pueda igualar lo hecho en Quito), sin duda. Es un torneo grande, importante para nosotros y sería reconfortante ganar este torneo en su primera etapa y el año que viene repetir”, lanza.
La meta del dominicano es seguir sumando puntos para poder colarse a los grandes torneos del Tour de la ATP, para así poder codearse de nuevo con figuras, como Rafael Nadal, a quien recién enfrentó en el Australian Open y a Roger Federer, el mejor tenista sin objeción, desde la óptica de Víctor.
“Con Rafa tengo una relación amena, lo conozco bastante. Tuvimos la oportunidad de jugar en un estadio lleno y jugamos a un nivel bueno. Platicamos un rato, me dijo cosas jocosas, pero sin duda, Federer es un gran jugador y persona. Tengo buena relación con él y los dos tienen su mérito, uno siempre se identifica más con el juego de alguien y Federer es el que más me gusta de toda la vida”, finaliza.
A los ocho años de edad conoció el tenis, un deporte del que se enamoró furtivamente, pues el béisbol es algo más que religión en su país. Para ello se apegó a su coraje, a esa certeza de saberse un guerrero y a esa oración a la que se encomienda cada vez que pisa una cancha.
“Quería hacer la diferencia. Quería cambiar un poco lo de mi país, todo mundo quiere jugar béisbol y jugar este deporte que me enamoró desde los 8 años. Nunca me arrepiento, yo jugué béisbol pero tomé la mejor decisión”, dijo el tenista dominicano a Mediotiempo.
Para conocer a Estrella Burgos solo hace falta mirar sus tatuajes. Un guerrero maorí en la pierna y en su torso, ese rezo al que se aferra cada vez que no halla la calma.
“Es una oración que la tengo muy presente en mi día a día y un guerrero maorí en la pierna izquierda, pues me identifico como un guerrero. La oración mezcla el poder, la paz y la sabiduría”, compartió.
El nacido en Santiago de los Caballeros se convirtió en la máxima figura del tenis en la historia de su país, en gran medida, debido a esa fortaleza mental solo vista en guerreros. En 2015 alcanzó el lugar 43 en el ranking ATP, el mejor puesto de su carrera y al que no duda en regresar.
“Todo se mide por el ranking, de vez en cuando uno pierde ranking por algún torneo que no juega, pero estuve 43 y me pasé cinco años Top 100. Mi meta es volver a esos lugares y estar adentro que es donde más se disfruta, me gusta jugar torneos grandes y dentro de los mejores del mundo, espero pronto poder regresar a mi nivel y a ese lugar”, asegura.
Con 37 años, esa meta parece difícil de ser alcanzada, por lo pronto, jugará el CDMX Open 2018 con el único objetivo de ser campeón y hacer de la capital azteca su fortaleza, tal y como lo es Quito, donde ha ganado en tres ocasiones el ATP 250 que se realiza en Ecuador.
“Es avanzar partido a partido. Espero poder ganar, así entrar a ritmo y poder ganar el torneo, creo que es la meta de cada jugador. Ojalá que sí (pueda igualar lo hecho en Quito), sin duda. Es un torneo grande, importante para nosotros y sería reconfortante ganar este torneo en su primera etapa y el año que viene repetir”, lanza.
La meta del dominicano es seguir sumando puntos para poder colarse a los grandes torneos del Tour de la ATP, para así poder codearse de nuevo con figuras, como Rafael Nadal, a quien recién enfrentó en el Australian Open y a Roger Federer, el mejor tenista sin objeción, desde la óptica de Víctor.
“Con Rafa tengo una relación amena, lo conozco bastante. Tuvimos la oportunidad de jugar en un estadio lleno y jugamos a un nivel bueno. Platicamos un rato, me dijo cosas jocosas, pero sin duda, Federer es un gran jugador y persona. Tengo buena relación con él y los dos tienen su mérito, uno siempre se identifica más con el juego de alguien y Federer es el que más me gusta de toda la vida”, finaliza.