¿El nuevo Andy Ruiz? Édgar "Chato" Ramírez, el mexicano que brilla en los Pesos Pesados

El boxeador del Estado de México quiere ser el primer azteca en coronarse en los Cruceros y de ahí buscar una opción en los Completos.

Édgar Chato Ramírez

Un tipo como Marco Antonio Barrera, con todas las credenciales para ser una voz autorizada en el segmento boxístico, se desvive en puros elogios para el grandulón y fortachón mexiquense que ahora mismo se abre camino en Estados Unidos, porque precisamente de ese lado ha podido forjarse en su categoría.

Édgar "Chato" Ramírez, el boxeador mexicano que se enlista entre los pocos Pesos grandes de casa, acostumbrado a que lo comparen con un tal Andy Ruiz Jr., a la espera de disputar uno de los cintos del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), aguarda por su futuro, uno que apunta como promisorio, y con buenas opciones titulares por delante.

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Y cumpliendo con aquel relato de pugilistas que se hicieron en el barrio, el orgullo de Ecatepec, Estado de México, habla en entrevista con Box MT acerca de sus inicios, y de cómo fue trazando su camino en esta disciplina tan arraigada en el país azteca.

“Empecé por un vecino amigo de mi papá, Miguel Ángel Huerta, El Anestesista, ya tiene años que no boxea, actualmente está grande, pero por él inicié, pues me llamaba la atención que hablaban de que era boxeador, y se iba a pelear a Las Vegas, a pelear fuera.
“Esa fue mi inquietud, saber qué se sentía, cuál era el ejercicio, estaba niño; como por los 12 o 13 años mi papá me metió al boxeo, soy el chico de mis primos, y pues siempre, ya sabes, eran encajosos los mayores, y de una u otra manera tenía que defenderme, entonces mi papá me mete al boxeo solamente para defenderme, para aprender y para hacer ejercicio; después de tiempo me empieza a llamar la atención, a gustar, y el entrenador le dice a mi papá que ya es tiempo de una pelea, porque al costal ya no le hacía nada, y quería ver si traía o no, entonces fue a los 15 años cuando hice mi primera pelea, y desde ahí hasta ahorita”.

Y ese gusto por el deporte de los puños, una gran afición de su viejo, por cierto, se fue arraigando, porque además todo giraba en torno al mismo, incluso con pasatiempos que cumplían con ese cometido de ser inspiradores.

“Recuerdo que todos los fines de semana iba a un mercado que se llama la San Felipe, con mi papá, y comprábamos videos de peleas de Márquez (Juan Manuel), Barrera (Marco), Mike Tyson, y los domingos nos poníamos a verlos, fue entonces cuando igual el entrenador dijo, ‘queremos probar, ver si trae madera para pelear’, y me llamó la atención, la verdad es que ya me sentía fuerte pegándole a los costales, y también quise demostrarme a mí mismo si tenía el coraje para una pelea”.

¿Cómo fue su estreno boxístico?

Chato, a partir de un reto fuerte, cumplió con su estreno, y éste pudo validarlo con la estampa del triunfo, pero además ese andar ya más en forma en el ring, le dio para cumplir con un proceso de formación ni mandado a hacer para un pugilista.

“Me acuerdo que fue con un clasificado, tenía más de 10 peleas, gané por decisión, y se dieron cuenta que sí traía para empezar. La verdad sentí un poco de miedo, era mi primera vez, había peleado antes en la escuela, en la secundaria, que los problemas con ese, con aquel, pero pelear con reglas, la gente te ve, la gente te va conociendo, y saber que el otro también sabe meter las manos, que va a estar duro, son muchas sensaciones, miedo, felicidad, todo se junta, pero al final de cuentas ya cuando es la primera campanada y el primer golpe, todo se te olvida, todo se te borra, y sólo quieres tirar golpes, quieres demostrar que eres el mejor.
“Mi papá siempre hablaba conmigo, sinceramente para la escuela no era tan bueno, en el trabajo que hace mi papá tampoco; ahora me llama la atención, en este momento le ayudo, con mi primo tenemos un negocito, y no quería desaprovechar mi talento, el talento que Dios me dio; sé que soy bueno, entonces yo dije que lo tengo que aprovechar al 100, tengo que sacar el máximo y pues es algo que no se le da a cualquiera, entonces a seguir entrenando, a seguir peleando.
“Calculo de 85 a 90 peleas en amateur, estuve en Centroamericanos, Panamericanos, representar a México; después de mi pelea número 10 conozco a Joaquín Rocha, medallista olímpico en México 68, me invita entrenar al CNAR, ahí van los que son Campeones Nacionales, Mundiales, gracias a Dios, a la dedicación, y al esfuerzo, empiezo a tener buenos resultados, represento a Puebla, me adopta como su boxeador, quedo cuatro veces Campeón Nacional, y es ahí cuando empiezo a representar a México, con resultados variados, y de ahí al profesionalismo.

Y el salto al profesional?

Luego de completar ese ciclo importante para los atletas de alto rendimiento, y con ese pendiente de que, por decisiones extrañas federativas, quedó marginado de los Juegos Olímpicos Río 2016, apuntó al profesionalismo, al boxeo de paga, y a ese manojo que experimentó antes, porque era como un nuevo comienzo, y además en el país vecino.

Igual volvieron los nervios al pasar al profesional, el tipo de vendaje, los guantes son diferentes, ante muchas personas, volvieron esas emociones, el pánico escénico, pero iba motivado por todo lo que podía pasar, ganamos en el primer round y la paga pues no fue muy buena, pero tampoco fue mala, estuvo accesible, y pues empezamos con el pie derecho.
“Desde amateur, desde que hice mi primera pelea, siempre fui Peso Completo, y me mantenía 95, 100, 105 kilos, posteriormente después subí 110-115, después bajaba, pero siempre peleé en ese rango”.

¿El primer Crucero mexicano?

Y hablando de sus objetivos en el pugilismo, Ramírez, apechugando con eso de que lo ven como quien puede tomar la estafeta del The Destroyer, perfila invadir al menos dos Divisiones, y entonces ser pionero, en cuanto a peladores mexicanos.

“Tengo que hablar con mis entrenadores, con la empresa, qué es lo mejor para mí, y que nos conviene, a mí sinceramente me gustaría bajar a Crucero, ser el primer Peso Completo en quedar campeón Crucero, y aquí yo que sepa, no hay, y posteriormente hacer carrera, tener buenas peleas y dar el salto nuevamente a Completo, y por qué no, buscar un título”.

Para cerrar la charla, seguro de sí, lanza que se ve con el talento y el nivel para figurar en este nicho, uno que ha dado bastantes glorias y éxitos al boxeo tricolor.

“La verdad yo siento que sí tengo cualidades, potencial, las ganas, el coraje de salir adelante, entonces he platicado con mis entrenadores, que ellos son los que me ven a diario entrenando, esforzándome, ellos me han dicho que tengo la oportunidad de hacer lo que yo quiera dentro del boxeo, siempre y cuando sea dedicado, constante, con disciplina, pero sí tenemos chance de llegar a ser campeones del mundo.
“Casi toda la gente que me conoce me dice, 'te pareces mucho a Andy Ruiz, te pareces un chingo', creen que me molesto, pero, sin embargo, que te comparen con un campeón del mundo, por lo que hizo, me llena de orgullo, y yo trato de echarle ganas; no puedo asegurar que voy a hacer el segundo, nada está escrito, quiero trabajar fuerte, dedicarme, y si Dios me lo permite, vamos a llegar, en mí no va a quedar”.

Édgar “Chato” Ramírez, el mexicano que brilla en los Pesos Pesados, y que pretende superar la historia de Andy Ruiz Jr.


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