Julio César Chávez Jr: el dolor de llevar ese apellido en sus espaldas

Eduardo Lamazón analizó la situación del Junior y señaló que su padre es una pieza clave en la debacle de su carrera.

Chávez Jr. vive un momento sumamente complicado. (Especial)

En la historia del boxeo mexicano es posible que ningún otro pugilista cargue con la presión que llegó a tener Julio César Chávez Jr. al llevar ese brillante nombre y apellido, un reto con el que no supo lidiar y se convirtió, con el paso de los años, en el origen de sus problemas.

Detenido hace unas semanas por la posesión de dos armas fantasma en la ciudad de Los Ángeles y a la espera de que su proceso legal continúe, Julito ha alcanzado el pico en un proceso de destrucción que lo llevó a acabar sin brillo su carrera, a distanciarse de su familia y a ser sólo una celebridad vinculada al escándalo, ya con muy poco que lo ligue a esa gloria que en algún momento palpó.

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Chávez Jr., un boxeador atípico

Eduardo Lamazón, experto que ha visto muy de cerca desde el crecimiento hasta la actual debacle del boxeador, analiza que Chávez Jr. tuvo “cosas a favor y cosas en contra” que lo llevaron a transformarse hasta ser lo que es hoy.

A su parecer, el de Culiacán tenía “condiciones indudables” y un impulso mediático sin precedentes que muchos envidiarían, pero también debió lidiar con una figura paterna, de la que no ha podido desprenderse al día de hoy, que acabó por ser contraproducente, a pesar de que la intensión era otra.


“Cuando decimos que hay padres que están cerca de los hijos, pues qué bien, yo creo que más que bien es una situación. Chávez padre le comía mucha presión a su hijo, era una presión terrible, porque estaba al borde del ring dictándole lo que tenía que hacer y francamente todos veíamos lo que estaba pasando menos Chávez, es decir, estaba luchando con sus demonios también. Él ama a sus hijos, en ese sentido no hubo una pausa y está cuidándolos, pero no sabe cómo hacerlo, ese es el gran problema”.

A su parecer, Chávez Jr. estuvo “sometido a presiones inhumanas” que lo empujaron poco a poco al sitio donde está, y cuando los resultados empezaron a ser negativos fue cuando ya no hubo un vuelta atrás. El boxeador de condiciones acordes se empezó a parecer mucho a su papá, pero ya en su época de decadencia, cuando la droga lo nubló.

“Ha sido un proceso de años y él tuvo el mal ejemplo de su papá que tuvo el problema de las adicciones, sumado a la presión del mundo entero. Y cuando no pudo mantener la línea de conducta empezó a perder peleas y a desperdiciar oportunidades de forma catastrófica”.

Indisciplinas y suspensión por doping

Con su debut profesional el 18 de diciembre de 2004 a la edad de 17 años, Chávez Jr. escaló apoyado en un robusto aparato mediático de la mano de TV Azteca, casi siempre entre dudas, las cuales se incrementaron cuando fue suspendido en diciembre de 2009 al dar positivo por una sustancia diurética llamada Furosemida, tras vencer a Troy Rowlands.

Sin embargo, de ese primer revés supo reponerse para vivir sus mejores años gracias al entrenador Freddie Roach, quien a pesar de tener bajo su tutela a Manny Pacquiao le dio un espacio desde mediados de 2010.


Con una mejor guardia, un mejor tino al momento de soltar golpes con mayor precisión y más boxeador en general, el sinaloense logró hacerse del título mundial mediano del CMB el 4 de junio de 2011 cuando superó al alemán Sebastian Zbik por decisión dividida, categoría que sólo le duró tres peleas hasta toparse con Sergio “Maravilla” Martínez el 15 de septiembre de 2012.

“Chávez tenía que hacer una pelea que nunca pudo hacer y, para colmo de males, en el último round le dio una paliza muy breve (a Martínez), en donde salió beneficiado pensando que lo podría noquear. Eso lo perjudica aún más porque la gente decía ‘podía y no quiso’”, consideró Lamazón.

A decir de Roach, su actuación fue el reflejo del poco profesionalismo que demostró el Jr., ya que fueron constantes las sesiones en la que lo dejó plantado en el gimnasio: “Y, cuando quería, entrenaba en su casa o simplemente no lo hacía", dijo en entrevista a ESPN tras la derrota. "Eso es inaceptable, además que durante la pelea no seguía indicaciones".

Adicciones y Canelo Álvarez, el principio del fin

El propio Chávez Jr. aseguró que fue tras esa derrota –la primera en su carrera– cuando comenzó a consumir drogas debido a la depresión que le causó, pero el promotor Bob Arum aseguraría años más tarde que había dado positivo a un antidoping inmediato a ese encuentro. Como haya sido ya no hubo vuelta atrás: alcohol, mariguana, cocaína y pastillas se hicieron constantes en su vida.

El apellido Chávez fue lo único que logró sostenerlo e incluso darle otra oportunidad que muchos desearían, como lo fue el encuentro ante Saúl “Canelo” Álvarez del 6 de mayo de 2017, pero ya encarrerado, ni la estrategia de Nacho Beristáin le sirvió para hacerle frente al tapatío, quien claramente fue mejor hasta ganarle por decisión unánime.


A partir de entonces, muchas penas y contadas alegrías, mismas que compartió en su totalidad con su padre, una figura que en su afán de hacerle el bien acabó engullendo a su primogénito, quien hoy tiene que pelear con los mismos demonios, entre delirios que lo llevaron a portar dos armas que lo podrían llevar a la cárcel.

“A veces uno ve la tristeza reflejada en los ojos de un tipo que está prisionero de su destino”, analizó Lamazón.


  • Eduardo Domínguez
  • Reportero-redactor. Egresado UNAM. Llegué a Mediotiempo en 2019.
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