La mujer dorada: a 25 años de la medalla de oro de Soraya Jiménez
Un día como hoy, pero de hace 25 años, Soraya Jiménez se convirtió en la primera mujer mexicana en ganar oro en unos Juegos Olímpicos.

Han pasado 25 años desde que Soraya Jiménez inmortalizó su nombre con letras de oro en la historia del deporte en México. La halterista alcanzó la gloria para todo el país en Sídney 2000, cuando se convirtió en la primera mujer mexicana en colgarse la medalla de oro en unos Juegos Olímpicos.
Obtenida en la categoría de 58 kilos y a la edad de 23 años, la mexicana estremeció el Centro de Convenciones de Sídney y al país entero que vio su participación en esta justa; en un grito de fuerza que fue resultado de miles de horas de entrenamiento y disciplina, Soraya levantó 127.5 kilos y alcanzó la gloria.
Los momentos gloriosos
Aquel 18 de septiembre del 2000, Jiménez tomó aire, respiró profundo, se persignó y levantó la barra para un total de 225.5 kilos. Soraya hizo un esfuerzo monumental en segundos que parecían eternos; no fue sino hasta que los jueces aprobaron su hazaña que dejó caer la barra y dio paso a la victoria olímpica al derrotar a la favorita del momento: la coreana Ri Song-Hui. Entre gritos, porras y banderas nacionales ondeadas en Australia, logró lo inesperado, aquello por lo que toda su vida se había preparado.
“Es como un sueño, aunque sé que he trabajado para ello, sabía que tenía que llegar al 110% y superé las expectativas”, declaró. “Este triunfo se lo dedico a una persona que siempre me apoyó y que me enseñó muchas cosas. Le prometí que haría todo mi esfuerzo para triunfar, Es mi abuelo Tomás".
Julio Ramírez, enviado especial de La Afición pudo platicar con ella minutos después: ¿Qué le aconsejarías a las mujeres mexicanas? “Que practiquen algún deporte, hay que luchar por los objetivos de este deporte en México, que con mi triunfo puede tener un camino muy diferente”
Los festejos no pararon
Las felicitaciones del poder ejecutivo no tardaron en llegar, Ernesto Zedillo se comunicó vía telefónica, y ella compartió para La Afición: “El presidente me dijo que estaba muy orgulloso de que haya podido conseguir la medalla, que había sido un gran mérito y me preguntó si me sentía contenta por ser la primera mujer en ganar un oro olímpico”.
Ese mismo día también recibió una llamada del entonces presidente electo, Vicente Fox en la que además de felicitarla, le compartió: “Entramos con el pie derecho a los Juegos Olímpicos y al siglo XXI, debe servir de ejemplo para todo México”.
Al término de los Juegos Olímpicos, llegó a México acompañada de los demás medallistas olímpicos (Fernando Platas, Noé Hernández, Víctor Estada, Joel Sánchez y Cristian Bejarano). Todos asistieron a una reunión en la que el mandatario enfatizó en sus felicitaciones a los entrenadores, técnicos y personas detrás de los atletas, aquellos que los habían acompañado desde sus inicios: “Los exhortó a seguir dando satisfacciones y ser un ejemplo para los niños y jóvenes del país”, expresó Zedillo.
Una huella imborrable
La preparación de la halterista, una de las pioneras en el levantamiento de pesas femenil de nuestro país, la llevó a ganar diferentes competencias: en 1997 se convirtió en un icono de la Olimpiada Juvenil del entonces Distrito Federal, ganando en la categoría de 58 kilos; meses después, en 1998, también obtuvo el primer lugar en los Juegos Centroamericanos; y meses antes de su actuación en Sídney 2000, venció a Maryse Turcotte en el Torneo Norceca de levantamiento de pesas en la categoría de 58 kilos, este encuentro realizado unos meses antes de su actuación en Sydney 2000 y ante una rival que había enfrentado en los Juegos Panamericanos de 1999, en los que se colgó el bronce al levantar un total de 190 kilos.
Pero con todos los triunfos también mermaría su salud, al presentar problemas en la rodilla izquierda y tras más de 12 operaciones que obligaron su retiro profesional poco antes de Atenas 2004; también presentó complicaciones respiratorias tras contraer Influenza y caer en coma en el 2009. Estas y más complicaciones acumularon hasta el 28 de marzo del 2013, el día en el que fue encontrada sin vida en su departamento. Sin embargo, su legado y el recuerdo en un deporte que por mucho tiempo pareció exclusivo de hombres, sigue vivo.
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