Más Deportes

La carta en la que Paola Espinosa confiesa el secreto de su éxito

La medallista mexicana en Beijing 2008 y Londres 2012 realizó una carta donde explica cómo ha sido su camino en los clavados, desde que era una niña hiperactiva, hasta ser el ejemplo de toda una nación.

La clavadista compartió todos los obstáculos que tuvo que superar como atleta y mujer. (Foto: Mexsport)
La clavadista compartió todos los obstáculos que tuvo que superar como atleta y mujer. (Foto: Mexsport)
CDMX

No hay nada como leer historias de éxito, y qué mejor cuando estas historias son narradas por la propia protagonista. Por ello, Paola Espinosa decidió abrir su corazón y soltar su pluma para contar en una larga misiva todos los detalles de su carrera, desde que era una pequeña hiperactiva, hasta que se convirtió en una leyenda viviente de los clavados.

Así, la ahora cara de Foreo, la marca sueca de productos de belleza, busca inspirar a más niñas para que, como ella, derriben todas las barreras para ser una mejor versión de sí mismas.

LA CARTA DE PAOLA ESPINOSA:

Por ser hiperactiva, desde pequeña mis padres me inculcaron el deporte. Mi papá era nadador y solíamos ver juntos en la televisión los Juegos Olímpicos. Recuerdo mucho los de Barcelona 1992, donde me llamaron la atención los clavados. Aunque los doctores recomendaron medicarme para disminuir mi hiperactividad, mis papás decidieron encauzar mi energía hacia algo positivo, a la práctica de la actividad física.

Después de probar varios deportes para cansarme, llegué a los clavados. Desde mi primer salto, de la mano de mi hermana, disfruté las mariposas que se sienten en el estómago al tirarte de los trampolines o de la plataforma.

Desde ese momento, soñé con una medalla olímpica y supe que no importaría lo que tuviera que vivir, bueno o malo, para alcanzar mi objetivo. Hoy lo he logrado, al conseguir dos medallas olímpicas (bronce en Beijing 2008 y plata en Londres 2012).

Poca gente sabe los momentos cotidianos por los que pasa un deportista de alto rendimiento, desde sus inicios hasta cuando alcanza ese resultado por el que ha luchado toda una vida. Pocas personas conocen los obstáculos que una atleta encuentra en el camino, entre ellos el rechazo o la discriminación.

Conductas que al principio resultan incomprensibles, en ocasiones piedras que parecen bloquear tu camino, pero que al final te ayudan a forjar el carácter, experiencias que te ayudan a enfrentar un “no” y cambiarlo por un “sí”. Cuando decidí dejar a mi familia, nadie me dijo a lo que me enfrentaría por conseguir ese sueño; lo único que quería era ha­cer clavados, disfrutar mi deporte y, algún día, hacer un clavado perfecto.

Aunque nací en la Ciudad de México, mis papás nos llevaron a vivir a La Paz, Baja California Sur. Un día, me preguntaron si quería irme al Comité Olímpico Mexicano a una escuela de clavados, de nuevos talentos. Les dije que sí, sin pensar en ese momento que me separaría de mi familia, que estaría sola siendo todavía una niña, que no tendría ese apapacho en los momentos difíciles, cuando te enfermas, cuando te golpeas en un clavado, cuando simplemente no has tenido el mejor de tus días.

Cuando creíamos que todo iba a ser fácil y que jugaríamos haciendo clavados, comenzaron los obstáculos. Los de mayor edad y experiencia nos rechazaban cada que podían en los entrenamientos, en los viajes e incluso en competencias como los Juegos Olímpicos.


Los clavados fueron por muchos años un deporte en el que sobresalieron solamente hombres. Las mujeres tenían participación pero muy pocos nombres eran los que habían logrado un resultado internacional de relevancia, ninguna mujer una medalla olímpica hasta que lo conseguí en Beijing 2008. Por mi talento, aunque era juvenil, me comenzaron a llevar a competencias internacionales, donde tenía mejores resultados que las clavadistas de primera fuerza de esa época, a las que parecía que estaba “prohibido” ganarles. Pero lo único a lo que yo me dedicaba era a disfrutar mi deporte y los resultados se daban poco a poco.

La marginación también se daba dentro del equipo; cuando ganaba mi lugar en selectivos, por decisión de entrenadores que veían afectados sus intereses, me lo quitaban para dárselo a otra persona. No sé si por la edad, por ser mujer o por envidia; desconozco el motivo por el cual se presentaban esos rechazos, tristemente, al interior de la propia selección nacional.

Mis primeros Juegos Olímpicos, en Atenas 2004, ésos que me ilusionaban desde niña, no fueron lo que yo pensaba o deseaba. Antes de la competencia, nos cambiaron de entrenador por problemas personales que tuvo con una de las integrantes del equipo, en donde fui víctima a pesar de no tener nada que ver con sus acciones. Decidieron que el lugar lo ocupara un entrenador que anteriormente nos había rechazado.

Antes de viajar, practicando un clavado caí mal de la plataforma, me perdí en el aire y me desvanecí al entrar al agua, no reaccionaba mi cuerpo e incluso mis compañeros tuvieron que entrar a sacarme. Recuerdo que el traje de baño lo tenía pegado y con sangre por el golpe. Sucedió justo antes de ir a Atenas, por lo que necesitaba de un entrenador que me ayudara a perder el miedo, subirme nuevamente a la plataforma y tirar ese clavado. Por desgracia, no conté con ese apoyo y lo tuve que enfrentar sola.

En plenos Juegos Olímpicos, durante mi competencia, el entrenador se fue porque yo le había ganado a su alumna; entonces, me ayudó otra persona a sacar la competencia. A pesar de esos obstáculos y siendo la más pequeña de la delegación mexicana, logré ser finalista en las cuatro pruebas en las que participé.

Para 2006 llegó una entrenadora china a México. Al principio, la comunicación fue muy difícil, por el idioma, las costumbres, pero también por la resistencia y rechazo que existía entre los entrenadores mexicanos ante la llegada de una extranjera.

A pesar de las críticas y los bloqueos, con el tiempo logramos en los clavados resultados históricos para la mujer. De esta forma logré ser multicampeona en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro 2007 y, en 2008, otorgar a mi país la primera medalla olímpica en clavados sincronizados femenil al ganar bronce en la plataforma de 10 metros en Beijing, donde también tuve el honor de ser la abanderada de la delegación mexicana, ir al frente de todos mis compañeros y disfrutar del grito de “México, México” y cantar el “Cielito lindo” al dar la vuelta olímpica al estadio.

En 2009 continúe dando buenos resultados para las mujeres en el deporte al conseguir la medalla de oro en el Campeonato Mundial de Natación Fina de Roma, donde fui la mejor en la plataforma de 10 metros, otro resultado histórico al superar por amplio margen y con clavados de “10” a la representante de China.


A pesar de haber demostrado que era la mejor del mundo, cuando piensas que tus resultados te harán el camino más fácil y que vendrá el reconocimiento de la gente que se supone debería apoyarte, no fue así. Luego de ganarle a la exponente de China, al año siguiente, a uno de los clavados más importantes que tengo en mi lista, las tres y media vueltas de holandés —que en ese entonces éramos solamente una o dos mujeres que lo practicábamos en el mundo porque es un clavado de hombres, ya que requiere de mucha fuerza—, decidieron bajarle el grado de dificultad, algo que me dio mucho coraje e impotencia, ya que no lo consideré justo, pero nadie hizo nada por reclamar o cambiar la decisión internacional, incluso lo hizo un directivo mexicano que estaba en la Federación Internacional.

A pesar de eso, continué en los clavados porque mis metas eran conseguir más resultados y seguir siendo la “primera mujer mexicana en”, lo cual sucedió en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez, donde gané medalla de oro; en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 obtuve tres oros y una plata, y en Londres 2012 conseguí mi segunda medalla olímpica, ahora de plata, en la plataforma de 10 metros en clavados sincronizados.

Así, mis mayores retos como mujer iniciaron desde niña, cuando tenía 11 años y me llamaron a concentrarme en la Ciudad de México, dejando mi casa en La Paz, Baja California Sur y cambiando de vida radicalmente, a la que tiene una niña normal de esa edad. 

El enfrentarme a un mundo que era prácticamente de hombres y soñar en ser la primera mujer medallista olímpica de mi deporte; el arriesgarme hacer un clavado que solamente lo hacían los hombres y que muy pocas mujeres lo hacían, incluso hubo una época que era la única que lo tiraba, se llama tres y media vueltas de holandés, donde necesitas mucha fuerza para no pegarte en la cabeza en la plataforma, y cuyo clavado me hizo campeona mundial en 2019, entre otros logros que son parte de mi historia.

También el ser mujer me ha hecho enfrentarme al reto de romper mitos, estereotipos, el ser muy terca y no quitar el dedo del renglón cuando quiero algo, sí tuve una medalla olímpica, después quería otra, lo logré y ahora quiero otra.

En la actualidad mucha gente piensa que el ser mamá y buscar mis quintos Juegos Olímpicos es algo imposible, pero lo que yo quiero es ser ejemplo de una mujer valiente para mi hija, demostrarle que todo es posible y que los sueños se hacen realidad si los trabajas y no quitas el dedo del renglón hasta conseguirlo.

Mi mensaje a todos, mujeres y hombres, es que nunca dejen de soñar, que si yo pude hacerlo que soy de carne y hueso, cualquier persona puede alcanzar sus metas, sus objetivos, si tiene disciplina, entrega, pasión, si lucha hasta alcanzarlos por más difícil que sea el camino, y que nunca es tarde para reaccionar, y que la vida está llena de retos que uno mismo debe fijarse para superarse día con día. 

Y no hablo de metas en el deporte, sino en la vida, en la escuela, en la oficina, en cualquier parte donde te desempeñes. Hay que ser persistentes, seguir adelante. Cada uno somos autores de nuestra historia.

Paola Espinosa Sánchez

Doble Medallista Olímpica

Clavados – México


Sobre el autor
Editorial Mediotiempo

Editorial Mediotiempo es el equipo responsable de generar contenido informativo breve, relevante y oportuno en mediotiempo.com, manteniendo a los usuarios actualizados con notas concisas y al momento.

Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MEDIOTIEMPO S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.