La NFL vuelve al estadio que 'vetó' hace dos décadas
La NFL vuelve al estadio que 'vetó' hace dos décadas
Ciudad de México /
La NFL regresa oficialmente a Los Ángeles este domingo, pero pocos recuerdan que hace 21 años la liga juró nunca volver al Memorial Coliseum, donde los Rams recibirán a los Seattle Seahawks en su primer partido como locales de la temporada 2016.
Cuando los Raiders, última franquicia que jugó en L.A., dejaron el Coliseum en 1995 rumbo a Oakland, la NFL tachó el estadio de obsoleto y calificó sus alrededores como muy peligrosos para los aficionados. Pese a que el "veto" fue retirado en 1996, la liga se retractó de nuevo al año siguiente y ningún equipo profesional ha vuelto a pisar el emparillado del longevo inmueble en partidos oficiales.
La última vez que los Rams jugaron un partido de temporada regular en el Coliseum fue en 1979. Desde entonces, el tiempo ha erosionado el estado del inmueble. Sin grandes renovaciones, el equipo de Stan Kroenke se encontrará con un estadio aun más obsoleto que el abandonado por los Raiders hace dos décadas.
A pesar del "veto", el Coliseum se mantuvo en las conversaciones sobre un posible regreso de la NFL a Los Ángeles al menos hasta 2006. Durante ese tiempo, la Comisión del Coliseo, órgano que administraba el estadio, no invirtió en grandes remodelaciones y el deterioro siguió su curso, a tal grado que los Trojans de la Universidad del Sur de California (USC) también amenazaron con dejar el sitio.
Los malos manejos terminaron en un escándalo de corrupción, donde los principales involucrados fueron el gerente general de la Comisión, Pat Lynch, y su mano derecha, Todd DeStefano, quien afronta un juicio por cargos de malversación y soborno.
Luego de los múltiples problemas, la Comisión llegó a un acuerdo con USC en 2013. A cambio de un contrato de arrendamiento por 98 años, la universidad se comprometió a invertir 270 millones de dólares en la remodelación del estadio.
Sin embargo, los Rams no verán los cambios durante las tres temporadas que estarán en el Coliseum, ya que las obras más fuertes comenzarán hasta 2018, su último año antes de mudarse al nuevo complejo que pretenden construir en Inglewood.
Por el momento, la NFL se conformó con ligeras modificaciones, sobre todo en materia de seguridad. La liga exigió que se instalaran detectores de metal en todas las entradas y que se cambiara el alumbrado. En un principio, USC tenía planeado el cambio de luces para 2017, pero tuvo que adelantar la obra.
Más allá de esos ligeros cambios, las butacas, los vestidores, los baños, los estacionamientos y demás instalaciones están a años luz de los mejores estadios de la NFL. Pero los verdaderos aficionados, que esperaron más de 20 años por el regreso de la liga, prefieren ver las carencias como parte del atractivo histórico del Coliseum.
Los problemas de logística ya empezaron desde la pretemporada. Además de la insuficiencia en el número de lugares de estacionamiento, los aficionados tuvieron que pagar desde 100 dólares por un cajón en los alrededores del estadio. Mientras, la NFL prefiere mirar solo de reojo, a la espera de la apertura del nuevo complejo de 2,600 millones de dólares en Inglewood.
Cuando los Raiders, última franquicia que jugó en L.A., dejaron el Coliseum en 1995 rumbo a Oakland, la NFL tachó el estadio de obsoleto y calificó sus alrededores como muy peligrosos para los aficionados. Pese a que el "veto" fue retirado en 1996, la liga se retractó de nuevo al año siguiente y ningún equipo profesional ha vuelto a pisar el emparillado del longevo inmueble en partidos oficiales.
La última vez que los Rams jugaron un partido de temporada regular en el Coliseum fue en 1979. Desde entonces, el tiempo ha erosionado el estado del inmueble. Sin grandes renovaciones, el equipo de Stan Kroenke se encontrará con un estadio aun más obsoleto que el abandonado por los Raiders hace dos décadas.
A pesar del "veto", el Coliseum se mantuvo en las conversaciones sobre un posible regreso de la NFL a Los Ángeles al menos hasta 2006. Durante ese tiempo, la Comisión del Coliseo, órgano que administraba el estadio, no invirtió en grandes remodelaciones y el deterioro siguió su curso, a tal grado que los Trojans de la Universidad del Sur de California (USC) también amenazaron con dejar el sitio.
Los malos manejos terminaron en un escándalo de corrupción, donde los principales involucrados fueron el gerente general de la Comisión, Pat Lynch, y su mano derecha, Todd DeStefano, quien afronta un juicio por cargos de malversación y soborno.
Luego de los múltiples problemas, la Comisión llegó a un acuerdo con USC en 2013. A cambio de un contrato de arrendamiento por 98 años, la universidad se comprometió a invertir 270 millones de dólares en la remodelación del estadio.
Sin embargo, los Rams no verán los cambios durante las tres temporadas que estarán en el Coliseum, ya que las obras más fuertes comenzarán hasta 2018, su último año antes de mudarse al nuevo complejo que pretenden construir en Inglewood.
Por el momento, la NFL se conformó con ligeras modificaciones, sobre todo en materia de seguridad. La liga exigió que se instalaran detectores de metal en todas las entradas y que se cambiara el alumbrado. En un principio, USC tenía planeado el cambio de luces para 2017, pero tuvo que adelantar la obra.
Más allá de esos ligeros cambios, las butacas, los vestidores, los baños, los estacionamientos y demás instalaciones están a años luz de los mejores estadios de la NFL. Pero los verdaderos aficionados, que esperaron más de 20 años por el regreso de la liga, prefieren ver las carencias como parte del atractivo histórico del Coliseum.
Los problemas de logística ya empezaron desde la pretemporada. Además de la insuficiencia en el número de lugares de estacionamiento, los aficionados tuvieron que pagar desde 100 dólares por un cajón en los alrededores del estadio. Mientras, la NFL prefiere mirar solo de reojo, a la espera de la apertura del nuevo complejo de 2,600 millones de dólares en Inglewood.