La tensión extra-cancha sube de tono desde la perspectiva del técnico del Tricolor, Gerardo “Tata” Martino, quien siente que existe una campaña en su contra por parte de exjugadores, técnicos mexicanos, afición y medios de información, quienes cree ya sobrepasaron los códigos de respeto con sus críticas y abucheos.
Esta sensación no es privativa del estratega, en las entrañas de la Federación Mexicana de Futbol también se tiene sembrada esa idea, sobre todo por lo acontecido en tiempos recientes con el funcionamiento del equipo, a menos de tres meses de la Copa del Mundo de Qatar 2022, que ha generado críticas desde su punto de vista excesivas y fuera de contexto.
Como era de esperarse, el “Tata” ya está inmerso en el tobogán de las presiones y de la piel delgada, tal cual como ha sucedido con los anteriores estrategas que han dirigido al Tricolor y que terminaron desgastados, irritados ante los duros, crueles y contundentes cuestionamientos hacia su trabajo.
Ejemplos sobran de cómo llegaron cada uno de esos entrenadores, propositivos, con cientos de metas por cumplir, pero sin importar como hayan concluido su ciclo, todos -sin excepción- se marcharon fastidiados, con rencor hacia sus mismos críticos y afición.
Martino, en sus últimas apariciones, se ha mostrado sin la mesura que lo caracterizó, ese tipo afable, hasta cierto punto comprensible, para asumir como era natural una actitud más a la defensiva, dispuesto a no guardarse nada para defender su trabajo y a sus jugadores.
El estratega está convencido de que sí existe una campaña en su contra, que no solo lo hacen sentir el enemigo público, sino "el enemigo público número uno", una postura fuerte y sincera, pero que nada bien le viene en estos momentos al Tricolor, ni a la misma FMF, porque lo que se requiere a estas alturas es una conducta más fría, calculadora y no retadora.
Quizá Gerardo Martino debería buscar una reunión con algunos de los ex técnicos de la selección e intercambiar puntos de vista para el manejo de estos momentos de crisis y presión, aunque no todos sus sucesores lograron controlar del todo su temperamento y terminaron explotando ante los crueles cuestionamientos.
Lastimosamente el desencanto de Martino con la afición y sus críticos es latente, lo que queda claro que el romance perfecto no existe, lo que sucede actualmente es una muestra fehaciente de que este distanciamiento difícilmente tendrá un final diferente, todo se podría quizá arreglar si el Tricolor supera el cuarto partido en una Copa del Mundo, cómo se anhela desde 1994.