Hasta ahora, los Pumas no han dado indicios claros de que serán distintos a lo que han sido en los recientes torneos: un equipo medianamente protagonista, ganando unos partidos y los más sufriendo hasta lo indecible para no perder puntos, esta vez con o sin el brasileño Dani Alves.
Es cierto que el torneo es joven, pero en la Jornada 1 estos le ganaron al Juárez FC 2-1 sin dejar el grato sabor, lo que en CU es obligación. Y en la Jornada 2 aparecieron los claroscuros de un proyecto que, por su forma de concretarse, pareció el resultado de las circunstancias y no lo deseable. ¡Ustedes entienden!
Desde luego que la aspiración del técnico Rafael Puente Jr. es loable: “Nos vamos a entregar en cuerpo y alma para llenarlos de alegría”. Eso es lo que los aficionados de los Pumas esperan. No menos que eso, pero en el TSM Corona, el primer juego fuera del México 68, el desempeño fue deficiente.
Fue deficiente el portero Sosa, excedido de revoluciones; no midió que se salía del área, lo que habla de su falta de concentración y le rebotó la pelota a un rival… en un despejé. ¡Vaya! Fueron deficientes Galindo al entregarse y Freire al marcar tibiamente en una segunda acción, cuando los santistas anotaron como en un interescuadras.
Fue deficiente Ortiz en el mediocampo, con desesperante lentitud y escaso sentido de la anticipación y deficiente el técnico, al no corregir la amplia zona en que era superado por un Santos paseándole la pelota a placer. De lo bueno, Pumas se esmera por llegar tocando, una y otra vez… sin gol.
Me quedo con la conexión Salvio-Del Prete; con la persistencia de Dinenno, quien a falta de puntería, el gol no llegará, eso está clarísimo. Y me quedo con el pundonor de un no-canterano, Huerta, quien persistió por izquierda. Nada más. Habrá qué esperar a que se materialice a qué quiere Rafa que jueguen sus Pumas, si le da tiempo.