Raúl Jiménez no es el mismo delantero letal que fue hasta el día en que un choque de cabezas con el brasileño David Luiz casi le cuesta la vida, en un Arsenal vs. Wolverhampton, aquella noche inglesa del 29 de noviembre del 2020.
Salvar la vida y recuperar las funciones para realizar una vida lo más cercano a la cotidianidad fueron las batallas que emprendió el Lobo mexicano; entonces, el clamor popular fue que, en definitiva, el futbol quedaba de lado. Sin discusión.
Meses después Jiménez volvió a las canchas y hasta a la Selección Nacional de México, con la que asistió a la Copa del Mundo de Qatar en diciembre del 2022 y el que debió ser su Mundial fue un desastre para todos, incluido él, sobrado en esa lista.
En los Wolves, donde fue figura y será recordado como tal, coreado por las multitudes y reconocido por su efectividad de cara al arco, ya se discute su permanencia; y como el cualquier futbol de alto nivel, su titularidad está sujeta al rendimiento.
No siento la mejor etapa de su carrera con 31 años, a Raúl no le está alcanzando ni para ser banca en el equipo de Julen Lopetegui y no pasará mucho tiempo para que, de no superar ese marasmo, tenga que salir para emprender una nueva aventura.
América, de donde salió en el año 2014, bien podría y debería darle el cobijo que ahora necesita Raúl Jiménez, lo debe rescatar, ¿dónde más sino en el equipo donde se ganó un nombre y un prestigio, para recobrar la fe en su futbol?