Desde el Ángel

Entre la fiesta de Iván Drago y la sobriedad de Rocky Balboa

Todo México habla de las Chivísimas Rayadas del Guadalajara, y cómo no, si es el equipo más popular de este país. Muy merecido.

Programas nacionales, redes sociales, radio, prensa y televisión están enfocados al Rebaño Sagrado, un equipo que levanta ámpula, que este torneo ha generado polémica y que ha inyectado pasión y vida en nuestro futbol.

“¡En todo México siempre hay un chiva hermaaanooo… somos el alma de Guadalajaaara…!”.

“Guadalajara, Guadalajara, tú ya naciste cooomo campeón…”, rezan algunas estrofas de su himno.

Todo es Chivas, e insisto, se entiende porque es el más popular, es el querido, es el que medio México le va, es el de la fiesta y es el del momento.

Pero también existe el otro finalista, y éste es diferente a sus otras versiones, al de otras finales.

Este Tigres es perfil bajo, es callado, es no favorito, es el no vistoso, es el que en esta finalísima no voltean a ver, porque los colores blanco y rojo del Guadalajara lo eclipsan en toda la nación.

Pero este Tigres ignorado se levantó de la nada, resurgió de entre sus cenizas, luchó y revivió; ya estaba en la tumba futbolística y eso no hace más de un mes.

Tigres era el equipo apestado, era la vergüenza de Nuevo León, era el hermano fregado, y más cuando tenía al consentido Rayados, al que todo lo hacía bien, al que ganaba y cada triunfo alimentaba más y más su soberbia, misma que terminó matándolo hace unos días.

Tigres no será fácil de vencer; este Tigres de Siboldi no parte como favorito, pues ese pergamino lo tiene el Guadalajara, el principal candidato a ser campeón.

Nunca un equipo de nuestra Liga había llegado a una Final con tres técnicos en un torneo, pero siempre hay una primera vez.

Siboldi llegó entre críticas de un sector de la afición y de los medios, o más que críticas, dudas… entre ellas las mías.

Y las sigo teniendo con respecto a que sea el proyecto que Tigres necesita, pero más allá de lo que piense yo, también es digno reconocer lo que ha logrado.

Ya metió a sus Tigres a la Final, algo que ni los más felinos lo imaginaban.

Porque hay que decirlo: a mí me acusan de fallar en los pronósticos, pero nadie imaginaba que pasarían sobre Toluca y Rayados, en ambos en conjunto. Es muy fácil criticar a toro pasado.

Y los que digan: “Yo sí confiaba en que le ganaríamos al Monterrey” es más por pasión y afición, que por lógica y realidad.

Siboldi ha logrado lo que muy pocos pensaron y eso se tiene que reconocer, se tiene que decir y se tiene que aplaudir.

Todo México habla del que le llamo “Equipo de Dios y María Santísima”, del Rebaño, y están dejando a un lado al equipo de Robert, quien por cierto, de manera inteligente, le ha dado su lugar a los líderes Nahuel, André y Guido.

Ellos adentro de la cancha son los mejores auxiliares del DT uruguayo. No le quito mérito, pero me cuenta mi Judas Tigre Jugador que los tres lideres son de enorme valía en lo que han logrado.

Por eso los que critican a André-Pierre Gignac que porque no ha anotado, no saben lo que dicen, porque su aporte en el equipo va ahora más allá de las anotaciones.

Ooobvio, debe marcar, pero ante la ausencia de puntería, su liderazgo en el terreno es importantísimo.

Posdata

Esta final, por el entorno, se me figura a la fiesta de Iván Drago y al perfil bajo de Rocky Balboa.

Los boletos

Primero hay que decir que la mayoría los tienen los Chivabonados.

¿Y los demás? Pues están en manos de los invitados de los dueños, de algunas promociones, de patrocinadores y de la maldita reventa.

Para abonados los costos van de los 700 a los 4,500, pero como no hay, los revendedores los tienen entre los 8,000 y los 25,000 pesos.

Les digo, ese juego será entre Iván Drago y Rocky Balboa.

PD: Al menos así lo indica el costo del boletaje.


  • Miguel Ángel Arizpe
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