¿Qué es el Banco Mundial de Semillas? El Arca de Noé vegetal del Ártico
Conocida como el Arca de Noé vegetal, la mayor reserva mundial de semillas busca preservar granos y vegetales para hacer frente al cambio climático
El Arca de Noé vegetal, la mayor reserva mundial de semillas, situada en el Ártico, recibirá el martes un nuevo cargamento de granos y simientes que se conservarán en sus entrañas con el fin de preservar la biodiversidad frente al cambio climático.
Más de 60 mil muestras de semillas, procedentes de 36 bancos genéticos regionales e internacionales, van a entrar en esta caja fuerte, conservada en una montaña cerca de Longyearbyen, en el archipiélago noruego de Svalbard, a unos 1.000 km del Polo Norte.
"A medida que el ritmo del cambio climático y que la pérdida de la biodiversidad aumentan, emerge una nueva urgencia en los esfuerzos para salvar los cultivos amenazados de extinción", declaró Stefan Schmitz, director de la fundación Crop Trust, encargada de gestionar esta reserva.
"La magnitud del almacenamiento de semillas hoy muestra un creciente compromiso mundial en la conservación y utilización de la diversidad de los cultivos, algo crucial para los agricultores, que se esfuerzan en adaptarse a la evolución de las condiciones de siembra", dijo en un comunicado.
Los nuevos granos que se depositarán proceden de instituciones en Brasil, Estados Unidos, Alemania, Marruecos, Mali, Israel o Mongolia. Se trata de especies corrientes pero también variedades más raras y menos utilizadas.
Con estas nuevas adquisiciones, el número de tipos de granos almacenados en estas tres cámaras subterráneas superará el millón. Al habitáculo, se le llama también la "bóveda del Juicio final".
¿Cómo nació el Banco Mundial de Semillas?
Esta espectacular reserva nació en 2008 gracias a una financiación noruega y pretende ser un salvavidas frente a las catástrofes naturales, las guerras, el cambio climático, las enfermedades o el impacto negativo de la mano del hombre.
Su utilidad quedó de manifiesto con el conflicto sirio. En 2015 los investigadores pudieron recuperar en Svalbard las semillas desaparecidas en un banco de genes de la ciudad de Alepo.
Los Estados y las instituciones que depositan muestras siguen siendo las propietarias de las semillas y las pueden recuperar cuando lo consideren necesario.
Ironías del destino, esta particular caja fuerte se ha visto también afectada por el cambio climático. En 2016 sufrió una infiltración de agua en el túnel de entrada debido a las altas temperaturas registradas que hicieron que una parte del permafrost, capa del suelo permanentemente congelada en las regiones polares, no lo estuviera.
Desde entonces, Noruega ha financiado las obras para aumentar la resistencia de la reserva en un ambiente que con los años será más cálido y más húmedo. Según los científicos, el Ártico se calienta dos veces más que el resto del planeta.