¿Cuándo llegará fenómeno La Niña a México? Y consecuencias

La llegada de La Niña puede tener diversas consecuencias para México, que van desde cambios en las precipitaciones hasta variaciones en las temperaturas y la intensificación de fenómenos meteorológicos como huracanes y tormentas.

Fenómeno La Niña en México

La Niña es un fenómeno climático caracterizado por temperaturas más frías de lo normal en la superficie del océano Pacífico ecuatorial. Esto contrasta con su contraparte, El Niño, que se caracteriza por temperaturas más cálidas de lo normal en la misma región. Ambos fenómenos son parte del ciclo climático natural conocido como El Niño-Oscilación del Sur (ENOS).

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Se distingue por el enfriamiento anómalo de las aguas superficiales del océano Pacífico ecuatorial. Este enfriamiento, a su vez, ejerce influencia sobre la circulación atmosférica global, generando alteraciones significativas en los patrones climáticos a escala mundial.

¿Cuándo llega "La Niña" a México?

Según las proyecciones meteorológicas, se anticipa que La Niña hará su aparición en México hacia finales de mayo o durante el mes de junio. Esta llegada se percibe como un alivio para el país, especialmente después de las intensas olas de calor que han afectado diversas regiones. Se espera que este fenómeno climático contribuya positivamente al incremento de las precipitaciones, particularmente en el sureste mexicano, abarcando desde la península de Yucatán hasta regiones del centro y sur, como Veracruz, el Valle de México, y extendiéndose hacia el sur, abarcando desde Chiapas hasta Jalisco.

Los cambios en las precipitaciones y las temperaturas pueden tener un impacto significativo en la agricultura mexicana. La Niña podría afectar los ciclos de siembra y cosecha, así como la disponibilidad de agua para riego. Esto podría tener consecuencias para la producción de alimentos y la seguridad alimentaria en el país.

Ante la inminente llegada de La Niña, es importante que las autoridades y la población en general estén preparadas para enfrentar sus posibles consecuencias. Esto incluye tomar medidas para mitigar los riesgos de inundaciones, tormentas y otros eventos climáticos extremos, así como implementar estrategias de adaptación en sectores vulnerables como la agricultura y la infraestructura.






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