¡Las naves de la Reina! Tenía un Rolls-Royce con más de 900 mil kilómetros
Gustaba de los autos, variados, pero éste sobresalía por encima del resto, sobre todo porque es una auténtica joya de la industria, que aún arranca y avanza.
Elizabeth Alexandra Mary, la Reina Isabel II (fallecida hoy), apegada a todos esos lujos que, por supuesto tiene la realeza, entre sus gustos más excéntricos estaban los coches en que era transportada.
Y alguna marcas, sabedoras de que los autos podían ser una de las debilidades de su majestad, por supuesto siempre le brindaron los mejores modelos y también algunos personalizados.
El garaje de la Reina
Aunque no se tienen registros o placas de su Rolls-Royce Ghost (1924), es considerado una joya, aunado a su belleza, por su longeva funcionalidad, pues se asegura que ha rodado hasta más de 900 mil kilómetros, una larga vida, pero lo increíble es que se asegura que aún arranca y avanza. Incluso, éste fue considerado el mejor del planeta en su época.
Entre su colección igual destacaba un Lincoln Cosmopolitan, unidad que tuvo una producción de 10 piezas y, aunque éstos estaban hechos exclusivos para la Casa Blanca, Isabel pudo hacerse del suyo, que prefirió no exhibir tanto para evitar herir susceptibilidades, porque éste no era de fabricación británica.
Algunos trascendidos hablan de que pudo haber sido un regalo del presidente estadounidense Truman.
En la otra cara y para pasar desapercibida, también contaba con un Ford Zephyr, más discreto y en el que podía pasear sin provocar tantos tumultos; éstos había de cuatro a seis cilindros y la orden fue comprar el más potente, llegó a ser muy popular en el Reino Unido, a mediados de los años 50.