La COVID-19 puede agudizar los problemas con el alcohol

Algunas personas buscan la bebida para la aplacar las preocupaciones por los efectos de la pandemia.

La gente busca relajarse con el consumo de alcohol. (FOTO: Agencia DPA)

La pandemia por COVID-19 y las restricciones que conlleva la cuarentena o el confinamiento parcial pueden convertirse en una losa pesada para la gente, así como las preocupaciones financieras, incertidumbre o tensión, y algunos recurren a la bebida buscando algo de consuelo.

"Era de esperar", afirma la escritora y periodista alemana Gaby Guzek. "El alcohol disipa el aburrimiento. Otros sienten temor por el futuro y las dificultades financieras y quieren aplacar esas preocupaciones con la bebida". Además, no hay que olvidar que una situación de hacinamiento en las familias es muy estresante: "Normalmente, uno no pasa 24 horas seguidas al lado del otro. Con el alcohol, uno busca relajarse", agrega.

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La Oficina Central Alemana para Asuntos de Adicción (DHS) no puede confirmar que el consumo de alcohol en sí esté aumentando debido a la pandemia. En general, ha habido incluso un ligero descenso, señala la subdirectora de esta entidad Christina Rummel, quien explica que esta situación se debe principalmente a las restricciones, ya que se celebran menos fiestas y se han reducido las reuniones familiares, y por lo tanto existen menos oportunidades para el consumo de alcohol y la intoxicación etílica.

Pero las cifras también muestran una evolución que puede describirse como problemática. "El consumo ha aumentado entre las personas que han bebido mucho o que corren el riesgo de convertirse en adictos de todos modos", apunta Rummel.

Recaídas por falta de las reuniones de grupo

La situación actual dificulta las circunstancias. Con el coronavirus se ha limitado la capacidad de poder ayudar a las personas que tienen problemas con el alcohol. Los grupos de autoayuda, por ejemplo, a veces no pueden reunirse, pero estas reuniones son un apoyo importante para los que han sido adictos ya que forman parte del seguimiento a su tratamiento en las clínicas. "Hemos recibido varias notificaciones de recaídas de gente de los grupos", señala Rummel. En verano, los grupos de autoayuda tuvieron la feliz idea de reunirse fuera y consiguieron hacerlo a menudo. Pero en invierno, es imposible, agrega.

No solo la cantidad es lo que importa

¿En qué momento el alcohol se convierte en un problema? En gran medida esto depende en realidad de cada uno, pero el Centro Federal de Educación para la Salud (BZgA) en Alemania da cifras concretas y aconseja que éstas se cumplan para que el consumo de alcohol sea "de bajo riesgo". Según estas cifras, las mujeres sanas no deberían beber más de un pequeño vaso de cerveza o una copa vino al día. En el caso de los hombres esa cantidad es el doble. Para evitar acostumbrarse, al menos dos días a la semana no se tiene que consumir nada.

Pero no todo debería depender exclusivamente de los números, apunta esta especialista en adicciones. Si fuese así, se podría pronosticar cuándo el alcohol se convierte en un riesgo para la salud. En su opinión, no existe una cantidad que realmente esté libre de ese riesgo. "Cualquiera que beba todos los días y se dé cuenta de que le resulta imposible o difícil no hacerlo, debería prestar atención. Es un proceso gradual".

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