Tenochtitlan de 1518 fue recreado en 3D por un artista holandés
El artista holandés Thomas Kole ha logrado llevarnos atrás en el tiempo mediante su asombrosa reconstrucción en 3D
En un deslumbrante proyecto, el artista holandés Thomas Kole ha logrado llevarnos atrás en el tiempo mediante su asombrosa reconstrucción en 3D de Tenochtitlan, la gran capital del imperio azteca, tal como pudo haber sido en 1518. Este esfuerzo monumental no solo rinde homenaje a una civilización perdida, sino que también nos proporciona una visión vívida y detallada de la majestuosidad de esta antigua ciudad.
Este proyecto, que tomó año y medio en concretarse, involucró a más de una docena de especialistas y se basó rigurosamente en fuentes arqueológicas e históricas. El resultado es una representación digital de Tenochtitlan que deja sin aliento.
¿Cómo fue la recreación?
La recreación digital no se limita a los majestuosos templos y palacios de la ciudad, sino que también presenta el intrincado sistema de canales y calzadas que formaban la columna vertebral de esta civilización. Detalles como el sistema de riego y los canales de transporte que tejían la ciudad se han plasmado con asombroso realismo.
Pero lo que hace que esta reconstrucción sea aún más sorprendente es la atención al detalle de Thomas Kole. En su representación, podemos ver cómo la ciudad habría aparecido bajo la lluvia, con sus calles y edificios reflejados en las aguas delo lago de Texcoco, un tributo a la estrecha relación que los aztecas tenían con su entorno acuático.
Uno de los momentos más emblemáticos que Kole imaginó es la ceremonia del Fuego Nuevo, una festividad que marcaba el fin de un ciclo de 52 años. Sus representaciones de esta ceremonia son espectaculares y evocadoras, destacando el papel central del fuego y la importancia de esta celebración en la vida de los aztecas.
Una de las características más destacadas de este proyecto es su capacidad para comparar la antigua Tenochtitlan con la moderna Ciudad de México. Los usuarios pueden explorar las transformaciones a lo largo de los siglos, viendo cómo los majestuosos templos y calzadas de la antigua ciudad dieron paso a los edificios y calles de la metrópolis actual. Este contraste es una poderosa representación de cómo la historia y el tiempo pueden transformar un lugar, pero también cómo ciertos elementos perduran y se entrelazan en el tejido de una sociedad en constante evolución.