En la borrachera, hombre compró un caballo en subasta y su mamá lo obligó a venderlo

A un joven brasileño llamado Diogo "se le pasaron las cucharadas" y amaneció con la noticia de que había comprado un caballo.

El borracho compró un caballo en una subasta por medio de redes sociales. (Freepik)

En "Anécdotas de una borrachera", te compartimos la historia viral en Brasil luego de que un joven en estado de ebriedad compró ¡un caballo! Todos tenemos un amigo o familiar que ha hecho alguna locura fuera de sus cinco sentidos, pero imagina despertar sabiendo que tu pago ha sido procesado y ahora eres propietario de un equino.

El protagonista de esta anécdota se llama Diogo y su historia ha sido compartida por diversos medios, entre ellos Todo Noticias de Argentina y Antena 3 de España, quienes retoman la entrevista concedida por este joven al medio brasileño G1, explicando que el caballo que compró ebrio le duró un par de días.

El borracho que compró un caballo en la fiesta

De acuerdo a su testimonio, Diogo estaba en una fiesta casera con algunos amigos jugándose bromas. Uno de los retos en la borrachera consistía en ofertar por algún objeto excéntrico. Con sus copas encima, este hombre hizo una puja por un caballo que estaba en venta en una red social, pero "le picaron la cresta" cuando vio que alguien puso más dinero minutos más tarde.

Diogo hizo tres ofertas más por el caballo y se fue a dormir. A la mañana siguiente, sin recordar lo sucedido, fue contactado por el propietario del equino para informarle que había ganado la puja y la entrega del mismo estaba pactada para el curso de la semana.

"Cuando me di cuenta había comprado un caballo me dije: 'No sé cuidar un perro, ¿Cómo puedo cuidar un caballo?'", bromeó, confesando que todavía vive con su madre y ella lo obligó a venderlo de forma inmediata o lo sacaría de su domicilio con todo y animal.

Detrás del chiste de que se había comprado un caballo, aparecieron las responsabilidades para el joven brasileño. Debía buscarle un lugar para vivir y también tenía que reunir el dinero para pagarle a los subastadores. Alazão, el animal, se transformó en un gran problema.

Diogo puso manos a la obra e inició una campaña para poder conseguir un comprador del caballo para el día en el que debía abandonar el lugar en el que vivía. Al problema del dinero se le sumó la burocracia de trámites que debía hacer para poder trasladar al caballo hasta un nuevo hogar. 

"El caballo está en Novo Horizonte do Sul, pensé que solo era cuestión de ponerlo en la carreta y partir, pero necesita un documento y el transporte era más caro que el caballo", contó. No tuvo más opción que ofrecer un descuento en la venta de Alazão, que de ser comprado por 520 reales fue vendido en 320 reales brasileños.

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